Continúa el festival de “nuevas familias”

Ya hemos señalado cómo, una vez vaciado de contenido el matrimonio, las posibles combinaciones que pueden pretender, con razón, cobijarse bajo esta palabra ya sin sentido alguno son innumerables y sólo limitadas por nuestra imaginación. Pero ya no se trata de un riesgo potencial, sino de una realidad que se está desplegando ante nuestros ojos.

Lo último nos llega desde Alemania, donde el Westdeutsche Allgemeine Zeitung informa de la ocurrencia de Michael Kauch, portavoz del partido Liberal (FDP) en temas relacionados con la homosexualidad y el medio ambiente (no les busquen ningún nexo, no existe). El caso es que, a pesar de haber contraído “matrimonio” con otro hombre en 2009, Kauch ha anunciado el nacimiento de una hija, tenida con una lesbiana que, a su vez, está “casada” con otra mujer. Parece ser que existe un contrato entre los dos “matrimonios” para ejercer una custodia compartida de la pobre niña, más o menos al estilo de los hijos de matrimonios rotos cuyos componentes vuelven a contraer matrimonio con otras personas. Para explicar el lío no ha tenido otra ocurrencia que afirmar que estamos ante un nuevo tipo de familia, que ha bautizado como “padre, padre, madre, madre, hijo”. Aunque el nombre elegido no es muy práctico, el político alemán ha avisado de que “los cuatro vamos a cuidar de la niña”, añadiendo que, “por el momento la niña esta con su madre, pero esto, no obstante, se supone que va a cambiar”.

No me extenderé en las múltiples consecuencias del experimento para la pobre niña, pero permítanme una pregunta: ¿de verdad merece algún niño convertirse en conejillo de indias para satisfacer el capricho de estos adultos?