Sobre financiación de partidos

Solemos tomarnos a broma a Italia. Hacemos mal, pues a menudo el país transalpino nos supera mientras nosotros vamos comentando lo desastrosos que son. Y no es que quiera negar los abundantísimos problemas en que se encuentra embarrada Italia, pero al menos acaban de dar un paso que muchos quisiéramos para nuestro país.

Me refiero al proyecto de ley que prevé la eliminación de la financiación pública directa de los partidos políticos de modo progresivo, durante tres años, desde su entrada en vigor, hasta llegar a cero. A partir de ese momento, los partidos políticos se financiarían con las aportaciones voluntarias, del 2%, de los contribuyentes que así lo marcasen en sus declaraciones de la renta.

Algunos me dirán que sigue siendo dinero público y que los partidos políticos (y sindicatos, patronal, etc.) deberían financiarse exclusivamente con las aportaciones de sus miembros. Otros, por el contrario, pondrán de relieve el peligro de que, al financiarse con aportaciones privadas, los partidos políticos pierdan independencia frente a los grandes donantes que los sostienen (¿aún más?).

Resulta evidente que la financiación de los partidos políticos es un tema complejo y que transita siempre al borde de la corrupción, pero en Italia al menos han dado un paso, que tendrán que completar y que no será la panacea universal, pero un paso al menos. Porque el sistema actual no es de recibo, ni en Italia ni aquí, por mucho que en España se haya optado por el inmovilismo.