¿Una estrategia educativa diferenciada para los chicos?

¿Una estrategia educativa diferenciada para los chicos?

El siempre interesante blog de Luis Daniel González me pone sobre la pista de un articulito escrito en un medio, La Voz de Galicia, que no sigo durante el curso (sí, en mi Verano gallego). Lo firma Paco Sánchez, a quien no tengo el gusto de conocer, pero que me parece que rebosa sentido común.

La columna, titulada Rezagados, dice así:

“Pese a que en la lista de las diez personas más inteligentes del mundo publicada estos días figura solo una mujer, pese a que los referentes populares de la innovación son varones, Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg o Jeff Bezos, pese a todo, se extiende la preocupación de que los chicos están quedándose rezagados en el proceso educativo: el fracaso escolar se ceba en ellos y, desde los noventa, el porcentaje de chicas que completa, y con mejores notas, cualquier nivel educativo supera por mucho el de chicos, ahora también en el doctorado. La tendencia se agudiza en el caso de los más desfavorecidos: las afroamericanas de Estados Unidos, por ejemplo, tienen el doble de posibilidades de obtener un título universitario que los chicos de su raza.

En investigaciones empíricas recientes se comprueba que los chicos parten de un nivel similar o incluso superior, pero enseguida se complican, y sus profesores -sobre todo, profesoras- perciben un desempeño peor relacionado con dificultades de carácter y comportamiento. Las chicas adquieren mucho antes hábitos de trabajo, constancia y orden, por ejemplo, mientras que los chicos necesitan un apoyo específico en esos campos: más refuerzo en aspectos relacionados con la formación del carácter que en los meramente cognitivos.

Leo que británicos, canadienses y australianos han abordado abiertamente el problema del bajo rendimiento masculino con programas que ayudan a los chicos a ser más organizados y a mejorar su atención y compromiso: lecturas que les resulten más atractivas (ciencia ficción, fantasía, deportes, espionaje, batallas), más tiempos de recreo para que puedan expansionarse, más clases diferenciadas por sexos, y más hombres en el profesorado. Como para decirlo por aquí…”

Pues sí, como para decirlo. A lo mejor acabas denunciado.

11 Comentarios

  1. Cuestiones de fondo muy graves:

    - La obligatoriedad de la educación.
    - La uniformidad de los contenidos.
    - La obligatoriedad de la “socialización”.

    Chesterton, opinando sobre el sistema educativo que “gozó” en el colegio privado decía: «ser instruido por alguien que yo no conocía, acerca de algo que no quería saber».

    Mark Twain: “Nunca permití que la escuela entorpeciese mi educación”.

    La opinión de Hitler sobre el sistema educativo era similar, lástima que una vez con el poder se olvidase de los buenos propósitos e hiciese lo que todos los socialistas: más formación obligatoria sobre los niños.

  2. Mi padre empezó a ir a las carreteras y obras con ocho años. No creo que pudiese ayudar mucho, pero así mi abuelo quitaba una boca de la casa. Mi suegro echaba la jornada en el campo con seis años, supongo que por motivos parecidos. Prácticamente no pisaron el colegio.
    Tampoco lo pisó mi madre, que atendía los fogones con ocho años y estuvo sirviendo desde los nueve. Mi suegra estuvo algo más, hasta los once años creo.

    No fueron educados por maestros profesionales. Sus maestros fueron sus padres y el trabajo. Mirando con la perspectiva que me da el tiempo veo claro que no estaban peor educados que lo estuve yo y, desde luego, fueron mucho mejor educados que lo son mis hijos.

    Yo fui educado entre el franquismo y la transición, casi siempre por hombres que recuerdo como buenos maestros. En el instituto tuve alguna profesora que otra, en general entre malas y nefastas. Eso lo veo ahora, entonces podía aborrecer al profesor concreto pero no me daba cuenta de la correlación que había por sexos.

    (Ante la feminización del profesorado – Ministerio de Equilibrio)

  3. Los colegios no están pensados para guiar a los niños en el desarrollo de su potencial, no están pensados para beneficiar a los niños. El objetivo de los colegios es enajenar la educación de manos de los padres y pasarla al Estado. Otros objetivos importantes son los de generar puestos de empleo cómodos y servir de aparcaniños para “liberar” a los padres. En otras palabras, todos se llenan la boca con “el interés del menor” pero en realidad van a lo suyo a costa del menor.
    El colegio no es un paraíso para los niños sino una especie de cárcel.
    Los paradigmas buscan una especie de erudito, que sabe de todo aunque no sepa hacer nada. Mucho menos nada práctico, nada que pueda realizar en su casa o en la calle. Procuran un niño obediente, pasivo, que cumple normas y órdenes por más que vayan contra su naturaleza.
    La actitud de los maestros no es mucho mejor. La mayoría sin hijos propios, es decir, abortaron a sus primogénitos. ¿Qué visión pueden tener de los niños? Pues la de pequeñas bestias que no se merecen nada. Ellos sí, ellos se merecen el sueldo que les cae del cielo porquelovalen: aprobaron una oposición.

  4. Se buscan maestros que orienten a los chicos.

    Ante la feminización del profesorado
    Carmen Montón
    148/04 ACEPRENSA
    Amsterdam. La falta de modelos masculinos en la escuela es un fenómeno frecuente en Europa. La educación infantil y la primaria están en manos de mujeres. Los chicos no tienen modelos con los que identificarse y a menudo se espera de ellos un comportamiento a la medida del de las chicas. Holanda, donde preocupa desde hace años el mayor fracaso escolar de los chicos respecto a las chicas, se plantea si en esto influye la feminización de la docencia. Y se intenta solucionar el problema afrontándolo desde la educación infantil.

    Louis Tavecchio, catedrático de educación infantil de la Universidad de Amsterdam, ha promovido un programa de asesoramiento al Instituto Neerlandés de Cuidados y Bienestar (NIZWE), con el fin de alcanzar el equilibrio en el profesorado. Para que el desarrollo emocional, intelectual y la adquisición de aptitudes sociales que promete la enseñanza básica alcance a todos por igual, una de las medidas previstas es aumentar la presencia del hombre en la docencia.

    Normas femeninas

    Tavecchio afirma que los chicos tienden más que las chicas a explorar hasta dónde pueden llegar, son más activos. “Corrigiendo o reprimiendo esta actitud, se influye en ellos de una manera negativa. Las profesoras tienden inconscientemente a valorar de manera positiva el comportamiento femenino. Los investigadores hablan sobre el predominio de “normas femeninas”, dada la abundancia de maestras. El equilibrio es importante. Hay que canalizar la energía de los chicos, por ejemplo con actividades en la naturaleza”.

    Tavecchio advierte también que son más los chicos que necesitan reeducación por delincuencia juvenil u otros problemas de conducta. “Incluso en estos casos podremos aportar soluciones poniendo a cuidadores y profesores para que los niños puedan identificarse con el hombre que deberán llegar a ser”, afirma el catedrático.

    Los belgas ya pusieron remedio. Un grupo de sociólogos de la Universidad Libre de Bruselas publicó en 2002 los resultados de un estudio sobre la feminización de la enseñanza primaria e infantil. En 2003 sólo un 1% de los profesores de guarderías eran hombres. Ahora hay un 20% de varones jóvenes entre quienes se preparan para este trabajo. Tavecchio también sugiere extender el debate más allá de la escuela: “Los hombres tienen que preocuparse de la educación de los hijos porque el desarrollo de la identidad sexual es determinante para la formación de la personalidad. A partir de los tres años a los niños les cuesta más aceptar la autoridad del otro sexo. El chico no debe tener como modelo una mujer”.

    Diferencia profunda

    Martine Delfos, psicóloga y publicista, teme la vuelta de la desigualdad: “La mujer luchó por liberarse y la actual amenaza es la pérdida de masculinidad del hombre incluso antes de que la mujer se haya liberado. En mi opinión, la emancipación tendría que seguir la corriente biológica. La diferencia entre chicos y chicas es profunda y se manifiesta en muchos aspectos”.

    Delfos, que acaba de publicar “La belleza en la diferencia”, comparte la preocupación en el campo de la enseñanza: “Jugando, los padres desafían a sus hijos. Las madres tienden a repetir: ¡ten cuidado!, ¡no te caigas!, ¡ojo con eso! Esta protección materna no es siempre positiva. Como las guarderías y la enseñanza primaria están en manos de mujeres, los chicos aprenden una actitud protectora que no siempre les es favorable. Ellos buscan la seguridad de un modo diferente que las chicas. Cuando un chico se sube a un árbol no busca el peligro, sino los límites de lo que es seguro. Si al niño no se le permite hacerlo, más adelante, en la sociedad, no será capaz de valerse por sí mismo”.

    Facilitar ambos modelos

    Mineke van Essen, catedrática de estudios de género de la Universidad de Groningen, ve en este tipo de observaciones estereotipos. “Hasta 1985 –afirma Van Essen–, la ley daba preferencia a que las mujeres enseñasen en los primeros cursos de la enseñanza primaria y los hombres a los alumnos a partir de los 8 años. Los mayores necesitaban mano dura y las profesoras parecían ser más afectivas e indisciplinadas. Ahora resulta que son más exigentes. Me parece muy bien que trabajen más hombres en la enseñanza, pero no que echen la culpa a las mujeres”.

    Lauk Woltering, profesor de educación juvenil en la Escuela Superior de Amsterdam y desde hace 20 años asesor en conflictos sobre educación de chicos, opina en la línea de Martine Delfos y afirma que no se trata de culpar a nadie, sino de facilitar ambos modelos. “Las mujeres tienden a corregir verbalmente la conducta de los alumnos. Demasiados reproches tienen un efecto negativo. El sentido de culpabilidad y la vergüenza, cuando no se pueden asimilar de forma adecuada, aumentan la angustia por no dar la talla y si esto se une al resentimiento resulta explosivo, como vemos en algunas conductas entre chicos de ambientes sociales muy desfavorecidos o inmigrantes”.

    http://www.fluvium.org/textos/familia/fam195.htm

  5. El artículo que sigue ilustra un poco lo que digo. El autor es un socialista ingenuo que achaca la “educación obligatoria” al capitalismo, el fascismo y cosillas así… sin darse cuenta que la educación obligatoria procede precisamente del afán de “socializar” y por tanto es herramienta indispensable para toda clase de socialismos. Por lo demás, lo que escribe es perfectamente válido.

    EDUCACIÓN OBLIGATORIA. PRISIONEROS A TIEMPO PARCIAL

    Pedro García Olivo

    http://www.pedrogarciaolivoliteratura.com

    1)
    “Para educar, es preciso encerrar”: he aquí la justificación más zafia de la Escuela y uno de los dogmas fundacionales de la Pedagogía. Legitimado el encierro, los pedagogos podían definir su tarea: “amueblarlo”, “amenizarlo”, hasta “camuflarlo”…

    Pero la falsía es evidente: entre “educación” y “escolarización” hay una relación compleja y una asimetría irreparable, que desautoriza toda pretensión de identificación. No, no se encierra para educar. Se encierra para otras cosas y se educa de muchos otros modos.

    La educación pasa, ocurre, acontece. Ni siquiera es “deconstruíble”, cabría sostener en jerga de Derrida. Así como no podemos “desmontar” la Justicia, y sí el Derecho, se nos escapa la Educación pero no la Escuela. La Educación está siempre y en todas partes. Ya se la conceptúe como “moralización de las costumbres”, como “socialización”, como “transmisión cultural” o como “proceso de subjetivización”, la Educación no cesa y nunca falta. Y tenemos “educadores naturales”, como los padres; “educadores electivos”, como esos amigos que estimamos y escuchamos con especial atención; “educadores fortuitos”, como aquellas personas con las que chocamos y nos marcan duraderamente,… Y se ha conocido la “educación comunitaria”, como la tradicional gitana, como la que distinguía a las comunidades indígenas sudamericanas, como la que fructificó, antes de la llegada de los occidentales, en África Negra… Y existe la “auto-educación”, que opera a cada rato, cada vez que miramos, escuchamos, leemos… sin directores. En este vasto campo, dándose la Educación, no aparece la Escuela…

    2)
    Hay, además, otro tipo de educador, otra figura educativa, una figura entre muchas y un tipo entre tantos: el “profesor”…

    ¿Qué es un profesor? Es verdad que se trata de un “educador”. Pero concurre una circunstancia que lo particulariza y que lo desvela, ostenta un rango exclusivo… Nos encontramos ante un educador mercenario.

    “Mercenario” en la doble acepción del término, política y económica. En lo político, se halla inscrito en la cadena de la autoridad, aparece tal un eslabón en el engranaje del despotismo. Su lema, en palabras de Julio Cortázar, sería este: “mandar para obedecer, obedecer para mandar”. En lo económico, porque, como recordó Steiner, proclama consagrarse a la Causa Buena, a la Causa Noble, a la Causa Justa de la Humanidad y, a continuación, pasa factura.

    El “educador mercenario”, agente meretricio, se “desata” en la Escuela. Trabaja, pues, para la escolarización, en y por el “confinamiento educativo”.

    3)
    La Escuela (pública, moderna) surge en el siglo XIX para resolver un problema de orden público, para amoldar el material humano a las exigencias de la producción (la fábrica) y de la política (la democracia). Reforma moral de la población, tendente a forjar “buenos obreros” y “buenos ciudadanos”: ese fue su objeto. A partir de entonces, se abre una fisura descomunal, un hiato mayúsculo, en la historia de la transmisión del saber y de los procedimientos socializadores: se decreta la reclusión forzosa de la niñez y de la juventud, su confinamiento “educativo”. Desde esa hora y hasta hoy mismo, el “estudiante” se define como un prisionero a tiempo parcial.

    Pero a la infancia no se la enclaustró, sin más, para “educarla”. Se la encerró y se la encierra para otras cosas…

    La Escuela “sirve” para combatir y neutralizar las restantes esferas de transmisión cultural, las vías alternativas de socialización de los saberes, como apuntó A. Querrien -esferas y vías menos permeables a los proyectos político-ideológicos de la institucionalidad, a las proclividades adoctrinadoras del Estado. Como anti-calle, y para un mayor control de la subjetividad, la Escuela aspira a la hegemonía educativa.

    La Escuela secuestra también para conferir a la “actuación pedagógica sobre la conciencia” la duración y la intensidad que requiere a fin de constituir hábitos y estructuras de carácter asimilados, y así lo denunció Bourdieu.

    Y vale la Escuela, añadió Donzelot, para que la población “interiorice” la preeminencia del Estado, organización que impone el rapto temporal de la juventud y fuerza a los padres a cooperar en tal captura y en tal retención.

    He aquí los propósitos prioritarios de la encarcelación intermitente…

    4)
    Todas las escuelas conocidas y concebibles aceptan este horror del encierro, esta miseria de la asistencia obligada. Da igual que se prediquen “cristianas” o “libertarias”…

    Las consecuencias sobre la psicología infantil de esa consentida clausura nunca serán analizadas con rigor desde los ámbitos académicos, pues manda la legitimación de la Escuela y para ella trabajan nuestros psicólogos, nuestros psiquiatras y nuestros pedagogos.

    “Apuntes de la casa muerta”, de Dostoievsky, obra que en ocasiones se tituló asimismo “El sepulcro de los vivos”, arroja perspectivas más esclarecedoras a propósito de las formas de mentalidad colectiva y del haz de posiciones individuales de subjetividad que engendra todo dispositivo de encierro y toda ingeniería carcelaria. Un ejemplo: los daños, sobre la sensibilidad y sobre el comportamiento, de la privación de soledad, de la imposibilidad de estar a solas, centrado en uno, a salvo de la mirada ajena y de las pesquisas de los otros, privación que se daba en los presidios de Siberia lo mismo que se da en nuestros centros “educativos”.

    5)
    No es fácil hacer el mal a sabiendas. No es sencillo mantener prácticamente “inmovilizados”, o “movilizados” bajo coacción, a un hatajillo de niños-reclusos; hablarles de lo que muy a menudo no les interesa; obligarlos a callar y luego obligarlos a hablar; evaluar su “escucha”, su “memoria”, sus “destrezas”; insultarlos desde la impunidad (“insuficiente”, “muy deficiente”, “suficiente”), etc., y regresar después a casa con la conciencia tranquila, el corazón intacto, la vida en paz… Se requería una disciplina que administrara el auto-engaño profesoral; que inoculara, a cada docente, esa dosis de “mentira vital” sin la cual, como apuntó Nietzsche, ningún ser humano puede soportar su jornada. Y apareció la Pedagogía, para persuadir al profesor de que laboraba en pos de la Causa Suprema del género humano, de que contribuía sustantivamente a la mejora de la sociedad, de que ejercía tal un vector de Progreso. Apareció, asimismo, para “readaptar” la máquina escolar a las distintas etapas, económicas y políticas, del Capitalismo; para “reformar” coyunturalmente los métodos, para optimizar las labores “reproductivas” de la Institución.

    Toda pedagogía se definió, desde entonces, por este lado, como un “artificio para domar”, que diría Ferrer Guardia, y, por aquel, como “la bella mentirosa”, título de una película francesa. Justificaba el encierro domesticador y lo modernizaba.

  6. Entrevista con María Calvo Charro

    agosto 15th, 2007 | Published in Entrevistas

    Profesora de la Universidad Carlos III
    María Calvo Charro es doctora en Derecho y profesora titular de la Universidad Carlos III de Madrid. Desde hace años defiende las ventajas de la educación diferenciada, no mixta, amparándose en estudios científicos, psicológicos y jurídicos. La invitan a numerosos congresos y ha escrito libros y artículos sobre este modelo educativo, guiada por una “preocupación” que no puede ocultar: “no se respeta el derecho de los padres a elegir en libertad e igualdad de oportunidades el colegio que desean para sus hijos”, afirma. La nueva ley educativa no tranquiliza el panorama porque “es un ataque frontal y directo contra los colegios diferenciados”. Con cuatro hijos en edad escolar (dos y dos), María Calvo es ante todo una madre que ha decidido defender públicamente la educación que considera mejor para sus hijos.

    Publicada en GAZTELUETA AL DÍA

    En nuestro país, la educación diferenciada es minoritaria y recibe poco respaldo institucional. Desde un punto de vista pedagógico, ¿nos encontramos ante un anacronismo educativo o ante una opción razonable?

    Nos encontramos ante una opción no sólo razonable, sino más que deseable. Se trata de un sistema pedagógico moderno y progresista que atiende a la educación personalizada de los alumnos, sacando lo mejor de sí mismos, en cuanto hombres y mujeres con sus peculiares características. No obstante, a pesar de las ventajas demostradas, la educación diferenciada en España está en crisis por dos motivos: ignorancia y miedo. Ignorancia, pues aún hay quien piensa que educamos a nuestras hijas para ser débiles y dependientes, para dedicarse a las tareas del hogar, dejando únicamente a los chicos la actividad pública o profesional. ¡Qué gran error!. La educación diferenciada es precisamente una de las herramientas más importantes para la emancipación de la mujer. Y miedo, porque en nuestra sociedad existe un temor generalizado a ser ‘políticamente incorrecto’, a cuestionarse el ‘dogma’ de la coeducación como si fuera un sistema infalible y el único que pudiera garantizar la igualdad de oportunidades.

    Precisamente, algunos reprochan a la educación diferenciada que atenta contra el principio de igualdad de oportunidades. ¿Está fundamentada esta crítica?

    En absoluto. En contra de lo que muchos piensan, la educación diferenciada garantiza en mayor medida la igualdad de oportunidades ya que atiende a las problemáticas propias y específicas de cada sexo. La meta es la misma para ambos sexos: alcanzar el mayor desarrollo personal y el mejor rendimiento académico posible. Pero el camino para llegar a ella es diferente, ya que niños y niñas son diferentes. Por ejemplo, existen estadísticas que demuestran cómo las chicas acceden en mayor medida a carreras de ciencias (o tradicionalmente masculinas) cuando están solas. En los colegios sólo de chicos éstos elevan su nivel académico, entre otras cosas, porque se les respeta su ritmo cognitivo y de maduración, más lento que el de las niñas. Ignorar estas diferencias es injusto y supone un perjuicio evidente para los chicos. Por tanto, lo que dificulta la igualdad de oportunidades es precisamente la falta de respeto por las diferencias.

    Usted sostiene además que la educación mixta refuerza los estereotipos sexistas. ¿Puede explicarse?

    Efectivamente; en los colegios mixtos, los estereotipos se refuerzan. El varón, más inmaduro que las niñas de su misma edad, vive como dominado por ellas, ya que le aventajan en destrezas verbales, maduración y responsabilidad. Esta diferencia es real y persistente en el tiempo. Ante esto, muchos niños reaccionan a la contra, con excesos de violencia y posicionan su rol a través de actitudes machistas. Los comportamientos estereotipados y discriminatorios están a la orden del día en las escuelas mixtas, dificultando la convivencia en el aula que se llena de tensiones y conflictos.

    Muchos países europeos y Estados Unidos vuelven a este modelo educativo. ¿A qué se debe el cambio?

    En esta materia, España camina en dirección diametralmente opuesta a la de países como Estados Unidos, Nueva Zelanda, Reino Unido, Francia, Alemania, Australia, Escocia o Suecia. Tras casi 30 años de educación mixta, se han dado cuenta de que las cifras de fracaso escolar (sobre todo masculino), absentismo y violencia (incluyendo el acoso sexual) han crecido mucho. Además, reconocen que la coeducación no ha traído la tan pretendida igualdad de sexos ni de oportunidades. Buscando soluciones a esta situación, sobre la base de estudios, estadísticas e investigaciones, han concluido que es necesario atender a la diferente forma de aprender de niños y niñas. Sin complejos, aceptando que son iguales (en derechos, deberes, humanidad y dignidad) pero diferentes en su forma de aprender.

    ¿Qué problemas educativos puede generar no respetar las diferencias sexuales en la escuela?

    El problema más llamativo y preocupante es la pérdida de identidad de los varones. Son los niños los que salen perdiendo porque en las aulas mixtas se impone el “ideal femenino”. Es decir, el profesor exige a los niños que sean igual de ordenados, puntuales, quietos, delicados y obedientes que las niñas. Y esto no sirve para los chicos porque tienen otra forma de aprender. Su mayor activismo resulta fatigoso para el profesor que, al compararlos con las niñas, tiende a castigarlos en mayor medida por comportarse “como chicos”. Esta situación ha llevado en algunos casos a un fenómeno curioso pero altamente preocupante: diagnosticar a muchos niños el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, cuando en realidad su único problema es el de ser varones, activos, enérgicos, competitivos y muy movidos, en clases compartidas con niñas más pausadas, tranquilas y disciplinadas.

    En Suecia, la Presidenta de la Comisión para el Estudio de la Educación, Christ Heister, ha publicado un informe en el que afirma que la causa del fracaso escolar radica en la obstinación por negar las diferencias entre niños y niñas. ¿Qué relación hay entre educación mixta y fracaso escolar?

    La educación mixta en sí misma no es la culpable del fracaso escolar. Sí lo es, sin embargo, el empeño por despreciar las diferencias entre sexos en las aulas mixtas. Cuando en los centros coeducativos los docentes dejen de imponer la igualdad radical a martillazos y sean conscientes de las diferencias de los niños y las niñas, no sólo en la forma de aprender, sino sencillamente de ver y vivir la vida, estaremos comenzando a solucionar una de las causas del fracaso escolar. Pero no la única. Es decir, no podemos estigmatizar a la educación mixta como si fuese la única causante del 30% del fracaso escolar que padecemos en España, porque hay otros factores que sin duda están contribuyendo a esta situación.

    ¿A qué factores se refiere?

    Me refiero a factores como la crisis de la familia; el desprestigio del esfuerzo personal; la falta de autoridad de los padres y profesores; la regla hoy tan extendida del “todo vale” que convierte al alumno en un ser indiferente y sin ilusión. Estas son otras de las problemáticas que deberíamos
    tener en cuenta a la hora de replantearnos la educación en España.

    Frente a estos problemas ¿qué ofrece la educación diferenciada?

    En primer lugar, un mayor rendimiento académico. Tenemos estadísticas, informes y estudios, que así lo reflejan. Por ejemplo, el informe PISA 2003, realizado para los países de la OCDE, demuestra que calificaciones se elevan de forma considerable al separar a niños y niñas. Al elegir este tipo de colegios, los padres hacen una clara apuesta por lo académico. Es decir, asumen que estos centros no son lugares de socialización donde sus hijos van a encontrarse con el sexo opuesto para hacer amistades o tener romances. Por el contrario, son centros de alto rendimiento y exigencia, donde se da primacía a lo académico.

    Aparte de las frías estadísticas, tenemos la experiencia de muchos colegios en España, casi todos religiosos, que antes eran diferenciados y gozaban de prestigio por su elevado nivel académico, y que al convertirse en mixtos (unos para “modernizarse”, otros para poder acceder a los conciertos educativos o subvenciones de la Administración) sufrieron un espectacular “bajón” en el rendimiento académico de los alumnos.

    Pero lo más importante es la felicidad de nuestros hijos. Que nuestros hijos y nuestras hijas vayan tranquilos al colegio, sin distracciones innecesarias, sin tensiones, con naturalidad.

    ¿La felicidad de los hijos? ¿Qué tiene que ver la felicidad con la educación diferenciada?

    Muchísimo. Un niño será feliz en la medida en que se sienta a gusto, relajado y tranquilo en su colegio. En los centros mixtos muchas niñas, por desgracia, no saben lo que es ir tranquilas al colegio. Cuando son pequeñas, el mayor activismo y movimiento de los niños las perturba. Luego, en la época de la pubertad, el sentirse observadas de continuo por el sexo opuesto las distrae y hace que estén más pendientes de los demás que del desarrollo de su propia personalidad. En este sentido, cabe destacar un dato: las cifras de anorexia en los colegios mixtos son mucho más elevadas que en los diferenciados. A estas edades, las chicas trabajando codo con codo con un varón pueden sentirse muy vulnerables. Y esto, dejando de lado casos extremos de violencia de género o acoso sexual que convierten para ellas el colegio en una auténtica pesadilla. En cuanto a los chicos, muchos se sienten frustrados cuando tienen que ir a la zaga, detrás del ritmo más precoz de las niñas. Además en colegios masculinos se liberan de los estereotipos y son más “ellos mismos”, sin que necesariamente se les tache de malos o hiperactivos por jugar y actuar como lo que son, varones.

    A diferencia de otros países, en España no se abre paso la educación diferenciada. ¿Por qué sigue habiendo tantas trabas para que los padres elijan este modelo educativos?

    En España los padres no somos libres para elegir el colegio que deseamos para nuestros hijos: mixto o diferenciado. Se ha impuesto un modelo único: el coeducativo, como si se tratase de un dogma intocable, la solución única a todos los problemas de la educación. De este modo, se está vulnerando el artículo 27 de la Constitución, que reconoce el derecho a la educación y la libertad de enseñanza que, como ha señalado el Tribunal Constitucional, forman parte de su contenido esencial el derecho a elegir. Pero ¿cómo vamos a ejercer el derecho a elegir si no tenemos dónde elegir? Actualmente, apenas el 1 por ciento de los centros escolares son de educación separada y ninguno es público. Los colegios mixtos públicos son el modelo único y obligatorio, encumbrados sin, al parecer, demasiadas reflexiones o estudios que lo justifiquen. Mientras los países más desarrollados de nuestro entorno siguen la línea del reconocimiento fundado de la necesidad de aceptar las escuelas diferenciadas como un modelo beneficioso y una buena alternativa a los colegios mixtos, en España este es un asunto que no se puede ni plantear. De hecho, la tendencia del Gobierno central y de muchos autonómicos es la de eliminar cualquier posibilidad de concierto con los colegios diferenciados a los que califican injustificadamente de antisociales y discriminatorios. La realidad es que no sólo se rechaza este modelo pedagógico sino que además no se estudia ni se analizan sus posibles beneficios. Sencillamente se intenta que la sociedad desconozca su existencia.

    Si la enseñanza diferenciada presenta ventajas ¿por qué reservarla únicamente a los hijos de padres que pueden pagar un centro privado?

    Efectivamente. Deberían abrirse al máximo las opciones para que los padres decidan en libertad lo que deseen para sus hijos. Sólo desde la libertad se puede enseñar para la libertad. Se trata de debatir sobre qué es lo mejor para nuestros hijos, dar información a los padres y concederles el derecho, ahora negado, de elegir libremente una de las opciones. Está en cuestión la propia libertad de educación. Lo que en un Estado democrático resulta cuando menos llamativo.
    Es necesario superar las barreras ideológicas y reconocer la realidad de las distorsiones que presenta el sistema y que se agravan seriamente en los centros escolares ubicados en zonas socialmente desfavorecidas. La clave del éxito radicará en el equilibrio entre el reconocimiento de la diferenciada y la garantía de la igualdad de oportunidades entre sexos.

    ¿Cuáles son las diferencias entre un chico y una chica que justifican una educación diferenciada?

    Las diferencias son muchas y muy significativas. Pero, lo más importante y sorprendente, desde el punto de vista científico, es que son diferencias innatas. Es decir, no se deben a unos hábitos adquiridos a lo largo de nuestra vida o a unos roles histórico-culturales que nos hayan sido impuestos. Por el contrario, su origen se encuentra en las diferencias estructurales y funcionales entre el cerebro femenino y el masculino, existentes incluso antes de nacer.
    Afirmar algo así habría sido considerado una aberración hace diez años, pero los avances de la neurociencia y de la técnica han permitido a los más prestigiosos científicos afirmar que se trata de una realidad empírica demostrada. Un ejemplo: el Instituto Nacional de Salud de Washington demostró recientemente que el cerebro femenino madura años antes que el masculino y que la región del cerebro que coordina la función lingüística es un 30% más pequeña en los hombres que en las mujeres, aunque tengan idéntico coeficiente intelectual. Ni más ni menos inteligentes, sencillamente somos diferentes.

    ¿Qué consecuencias tienen estas diferencias neurológicas?

    Estas diferencias cerebrales provocan no sólo que el ritmo de maduración de niños y niñas sea diferente, sino que además sean distintos en intereses; aficiones; gustos; juegos; forma de socializarse; de exteriorizar los sentimientos; reacciones ante idénticos estímulos…tantas cosas. Todo ello hace que no se les pueda exigir o imponer la misma forma de enseñanza, ya que aprenden de forma diferente.

    Además, debemos sumar otra diferencia: el desarrollo muscular de los chicos provocado por la influencia de la testosterona. Esto les hace mucho más proclives al movimiento. Son por lo tanto más inquietos, brutos y activos. Ni mejores, ni peores, tan sólo maravillosamente diferentes.

    Libros de María Calvo:

    Guia para una educación diferenciada.

    Cerebro y Educación

    Niños y niñas, hombre y mujeres ¿somos iguales o diferentes?

    Los niños con los niños las niñas con las niñas.

    http://www.educaciondiferenciada.com/entrevista-con-maria-calvo-charro/

  7. A María Calvo Charro también la tenemos aquí:

    “Paternidad escamoteada” Hilo: “Feminismo disidente”.

    http://www.ministeriodeequilibrio.com/viewtopic.php?f=20&t=4249#p13478

    Y tiene al menos los siguientes libros sobre el tema:

    “Niñas y niños, hombres y mujeres: iguales pero diferentes. Cerebro, hormonas y aprendizaje.” Almuzara, Córdoba, 2007.
    “Los niños con los niños, las niñas con las niñas. El derecho a una educación diferenciada.” Almuzara, Córdoba, 2005.

  8. ///”En esta materia, España camina en dirección diametralmente opuesta a la de países como Estados Unidos, Nueva Zelanda, Reino Unido, Francia, Alemania, Australia, Escocia o Suecia. Tras casi 30 años de educación mixta, se han dado cuenta de que las cifras de fracaso escolar (sobre todo masculino), absentismo y violencia (incluyendo el acoso sexual) han crecido mucho. Además, reconocen que la coeducación no ha traído la tan pretendida igualdad de sexos ni de oportunidades.”///

    Fausto/// Una de las cuestiones más llamativas sobre las discusiones educativas (enseñanza pública versus privada, con separación de sexos o conjunta, con enseñanzas religiosas o sin ellas, cheque escolar, enseñanza obligatoria o voluntaria, contenidos, etc.) es que la izquierda y el feminismo las plantean en el terreno puramente ideológico, como si no tuviéramos una infinidad de experiencias y años de recorrido para prescindir un poquito de prejuicios y razonamientos a partir de axiomás ideológicos o voluntaristas. ¿Hay experiencia REAL? ¿Hay datos? Pues se empieza por ahí: mirando los datos.

    Seguro que habrá quien pueda demostrar teóricamente que el bocadillo de paté con leche condensada y mermelada de ciruelas amargas estaría exquisito y suministraría los componentes fundamentales para una alimentación equilibrada. Se hace la prueba… y a vomitar.
    Pues nosotros llevamos treinta años de “pruebas” con enseñanza pública obligatoria conjunta de contenidos políticamente correctos (y distintos según cada autonomía) y ante el desastre educativo innegable lo único que se les ocurre es ¡culpar a los padres! Precisamente al sector que ha sido desposeído de toda autoridad y respeto.
    Pero es que además nosotros no fuimos los primeros. Tenemos siglos de experiencias educativas tanto en España como en otros países. Carajo, que cuando se apuesta por separar a los sexos en el bachillerato no lo hace un cura ignorante lleno de prejuicios, todo lo contrario, el ignorante lleno de prejuicios es el progre sesentayochista que no tiene ni p. idea de educar pero impone sus escupitajos mentales.

    Cuando tenía treinta y cinco años, me resultaba inconcebible la actitud de algunos de mis compañeros que, siendo ateos o como mucho deístas, apuntaban a sus hijos a colegios de curas. Ante mis burlas lo más que llegaron a responder fueron cosas tales como “qué tiene de malo que les enseñen que no hay que mentir o robar”, o bien, “yo estudié allí y me fue muy bien”. Ya pasó el tiempo, ya veo claro que el idiota cegado por la ideología era yo, mientras que ellos, sin tanta ideología, se fijaban en los RESULTADOS y buscaban para sus hijos lo que había dado buenos resultados en lugar de dedicarse a experimentar con ellos “nuevos” enfoques pedagógicos.

  9. VENTAJAS DE LA EDUCACIÓN SOLO PARA CHICOS,
    SEGÚN EL ELITISTA COLEGIO ETON.

    Los chicos son más competitivos y emocionales que las chicas, y se concentran en una sola cosa al mismo tiempo, según el director del centro británico
    EMILI J. BLASCO / LONDRES
    Día 30/09/2010 – 16.53h

    Los chicos son más competitivos y emocionales que las chicas, y se concentran en una sola cosa al mismo tiempo, frente a la aptitud multitarea de las chicas. Estas son algunas de las razones esgrimidas por Tony Little, director de Eton, probablemente el colegio más famoso del mundo, para cambiar su criterio pedagógico y pasar de defender la importancia de la enseñanza mixta a destacar las ventajas de la educación diferenciada.

    REUTERS

    Los estudios han venido subrayando más el efecto de ésta entre las chicas, pero los años de Little en Eton, centro privado masculino, le han convencido de que educar a los chicos de acuerdo con su psicología y aptitudes les beneficia.
    “Educar a los chicos en una escuela de un solo sexo tiene mucho más sentido de lo que creía”. Demasiado a menudo tratamos de modo igual a los chicos y a las chicas. Por eso tenemos un problema nacional con adolescentes desafectos”, ha declarado Little al “Sunday Times”. Cada vez la neurociencia “nos está diciendo más cosas y algunas cuestiones fundamentales están emergiendo”.
    Entre ellas, cita el que los chicos por naturaleza son más competitivos. “Uno de los mitos equivocados es que la noción de competencia denigra a los niños y les hace sentirse mal e inútiles. Pero mi experiencia dice que lo que fastidia a los chicos no es ser superado por otro, sino sobre todo no tener la oportunidad de brillar”.
    También contra lo que pueda parecer, según el director de Eton, “otra verdad aportada por la neurociencia, es que los chicos son más emocionales que las chicas”. “En momentos de estrés es normal que el chico se comporte de modo impulsivo, así que cuando un chico actúa de modo brusco no es que se esté comportando propiamente mal y se le tenga que enviar a un rincón castigado”.

    Explota cuando se la sobrecarga

    Otro aspecto que destaca Litlle es que “el cerebro del chico sólo puede hacer frente a una cosa al mismo tiempo, y bien desconecta o bien explota cuando se le sobrecarga”. Esto aconseja que si los padres quieren que su hijo ordene la habitación, que no le pidan al mismo tiempo que llegue pronto a casa o recoja la mesa tras las comidas.
    El director de Eton lamenta que a chicos y a chicas se les enseñe del mismo modo, dándose casos de que chicos que se comportan como adolescentes normales son considerados como problemáticos por profesores que piensan que lo normal es la mayor quietud de las chicas.
    Little también pone el ejemplo de un experimento llevado a cabo en Estados Unidos en el que a niños y niñas se les pedía que dibujaran.
    Los primeros concebían cosas en movimiento, como coches; las segundas se decantaban por figuras que representaban sus familias.
    La reacción de muchos maestros fue preguntar a los chicos dónde estaban las personas en sus dibujos, lo que les llevaba a pensar que se les estaba corrigiendo y que las chicas lo hacían mejor, retrayéndoles del interés por el dibujo.

    http://www.abc.es/20100930/internacional/eton-college-201009301525.html

  10. Un detalle que bastaría por sí sólo para desacreditar todo nuestro sistema educativo es la espeluznante falta de genio.

    Mozart tocaba el piano con tres años y componía con cuatro.

    Capablanca (un español, por cierto, más tarde cubano ya que le pilló la independencia) era un jugador de ajedrez de primera categoría con cinco años, campeón de Cuba a los 13 años y del mundo a los 23.

    Euler ingresó en la universidad a los 13 años y defendía su tesis doctoral a los 20.

    Picasso era un magnífico pintor a los diez años y a los 14 ingresaba en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona (más por complacer a su padre que porque lo necesitara).

    Etc., etc., etc.

    ¿Dónde están los genios de nuestros planes educativos? No existen. Los pocos que se aproximan son precisamente los que NO SIGUEN la disciplina y el ritmo tedioso de la escolarización normal. Básicamente cantantes, actores y artistas de circo.
    Nuestros colegios matan el genio o, por lo menos, le impiden salir hasta muchos años después.

  11. miércoles, 17 de abril de 2013

    LA EDUCACIÓN FEMINIZADA

    Es un fenómeno cada vez más observado la mayor incidencia del fracaso escolar en los varones y en general los mejores resultados escolásticos de las chicas. Cuando se llega a la educación superior se observa también una mayor presencia de mujeres, aunque aquí hay una fuerte connotación sexual según los estudios. En Medicina y Derecho por ejemplo hay fuerte mayoría femenina, mientras lo contrario sucede en estudios técnicos como Ingeniería. Aunque en parte estos resultados puedan estar viciados por propaganda y falsificación –como cualquier tema donde metan mano las feministas- en general parece una realidad incuestionable que exista un cierto desnivel entre los resultados de los dos sexos.

    Hay quien subraya que las chicas tienen una maduración más rápida que los chicos, con un cierto tono de triunfalismo, como si esto implicara que son superiores. A estos rebuznos feministas cabría replicar con Schopenhauer que cuanto más noble y elevado es algo o alguien, más tiempo necesita para madurar. Pero en cualquier caso, si las mujeres en una cierta etapa crecen más rápidamente que los hombres se deduce, si acaso, la conveniencia de una educación separada.

    Lo cual es conveniente desde muchos otros puntos de vista porque las diferencias fisiológicas, caracteriales, de aptitudes y –como parece establecido- de maduración hacen totalmente aconsejable que unos y otras tengan por lo menos un espacio reservado en el cual están con alumnos de su mismo sexo, que al menos haya una parte de su educación en que no estén mezclados. Pero claro, esto va contra la nefasta ideología de los mentecatos igualitarios, que se empeñan en imponer una igualdad a la fuerza que no existe y es perjudicial para todos.

    ¿Perjudicial para ambos sexos? Ciertamente, pero aquí como en todo algunos son más iguales que otros. La igualdad a la fuerza en la educación se termina resolviendo, en la práctica, en una educación feminizada, cortada a medida para el sexo femenino, con un cuerpo docente feminizado en su mayor parte y –aun en el caso de maestros varones- frecuentemente de ideas progresistas, lo que quiere decir antiviriles, antipaternas, antimasculinas. Una educación castrante en la cual las tendencias masculinas naturales son reprimidas en una homologación al punto de vista femenino. Este es el ambiente general, pero es que además, para empeorar las cosas, las numerosas víboras feministas presentes en el cuerpo docente, activa y deliberadamente inculcan un sentimiento de inferioridad en los varones en cuanto tienen la ocasión de hacerlo. Esto último es algo que el lector puede creer o no, yo lo creo porque es el resultado de testimonios de varias personas a lo largo del tiempo, que merecen o merecían mi confianza.

    Por todos estos motivos no es sorprendente que el fracaso escolar sea prevalentemente masculino, que muchos niños se vuelvan incontrolables porque les han robado su derecho a tener la referencia de figuras masculinas válidas, para confrontarse con ellas, ser educados por ellas, tomarlas como modelo. Nadie les ha enseñado realmente a educar su masculinidad, y menos aún un cuerpo docente feminizado e imbuido de las necedades dañinas de la pedagogía moderna.

    Entonces no extrañará a nadie que esta masculinidad no educada correctamente se vuelva incontrolable. Ante las consecuencias de ello, puesto que el sistema educativo y la ideología perversa que lo inspira no reconocerán jamás sus errores, para ocultar su fracaso se sacarán del sombrero explicaciones peregrinas o enfermedades inventadas como la hiperactividad, auténtico fraude y mina de oro para los bandidos de la industria farmacéutica, cuya “solución” es drogar a los niños y adolescentes con psicofármacos cuando ya no se les puede controlar.

    La gentuza feminista, por tanto, va consiguiendo poco a poco su objetivo que es aplastar a los varones. Puesto que naturalmente se trata de esto. No de la presunta inferioridad natural de los hombres de la que berrean las feministas, sino las campañas feministas de castración mental, de feminización de la enseñanza, de propaganda antimasculina, de represión de la masculinidad, de construcción de un sistema educativo cortado con un patrón femenino, y por último de una activa, consciente, infame voluntad por parte de las feministas en la enseñanza de crear un complejo de inferioridad en los niños varones. Esta es la realidad. Pero como buenas marxistas, si la realidad no cuadra con la ideología se interviene sobre la realidad aunque sea en modo brutal.

    Como los hombres deben ser inferiores a las mujeres porque así lo quiere el dogma y el proyecto feminista, a este punto es necesario hacerles inferiores atrapándolos desde la más tierna edad.

    Estas son las mujeres feministas, que lamentablemente hoy son en mayor o menor medida el prototipo de mujer moderna, que tras una fachada de arrogancia, independencia y agresividad antimasculina esconde un fracaso de profundidad abismal, con el cual antes o después deberá confrontarse. La mujer segura de sí misma y de su feminidad no intentará anular al varón; sólo la mujer fracasada como tal será una odiadora del varón, porque no puede triunfar más que de esta manera.

    Y este es el fruto envenenado que ha cosechado la mujer moderna con su apoyo al feminismo. Perjudicar a sus propios hijos, castrarlos mentalmente, criar una generación de medio-hombres destinados a ser ciudadanos de segunda categoría.

    Sin extenderme más, doy este enlace a un excelente artículo proveniente de Francia. Ojalá fueran más las mujeres que, como la autora, comprenden el daño que a sus propios hijos está haciendo la nefasta ideología que domina nuestra sociedad.

    “¿Dónde están los chicos?” (en Alerta Digital

    Es digno de nota, en referencia a una frase citada en en este artículo, cómo la siempre repugnante Comunidad Europea no tenga nada mejor que proponer que esto:

    “Únicamente los docentes (hombres y mujeres) que cuestionan su propio papel de género y el de sus alumnos pueden generar un cambio”.

    Es decir más de la misma basura que está en el origen del problema.

    La realidad es exactamente opuesta y hay que decirlo fuerte y claro. La degradación y la decadencia actual, en todo este ámbito de cuestiones, vienen de la ideología de género y del feminismo, y sobre todo vienen de la eliminación del Padre. Este es el crimen capital del Occidente moderno. El parricidio. Delito por el que esta sociedad perversa y decadente pagará antes o después, de una manera u otra.

    http://lonelybear69.blogspot.com.es/2013/04/la-educacion-feminizada.html

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