La sociedad desvinculada: certero análisis de una crisis que no acaba

La sociedad desvinculada: certero análisis de una crisis que no acaba

Josep Miró inicia su libro La sociedad desvinculada (editado por Stella Maris) con una constatación: vivimos en un mundo caracterizado por un malestar, vago y difuso, pero no por ello menos real. Somos conscientes de que las cosas no funcionan, de que nunca volverán a ser como antes, y sin embargo no sabemos “por qué pasa lo que pasa“, mientras que contemplamos a diario “la incapacidad de las élites para articular respuestas“.

Frente a este estado de cosas, oscilamos entre propuestas miopes y ya fracasadas o un simple ir tirando a la espera de que las cosas se arreglen solas. No es lo que propone Miró, quien desde hace años trabaja en el análisis de los problemas de fondo que experimenta nuestra sociedad. Fruto de este trabajo han sido varias obras, en las que ha desarrollado y aplicado el análisis del capital social a la realidad social de nuestros días. Pero este libro va un paso más allá y nos ofrece una poderosa síntesis de todos estos años de estudio. No la síntesis final, pues esperamos que Miró siga investigando en esta línea, pero sí un completísimo y documentado trabajo que nos ofrece una visión de conjunto que profundiza en las raíces de ese malestar que nos invade, al tiempo que sugiere caminos por dónde superarlo.

No puedo resumir aquí el contenido de un libro tan rico en reflexiones, que hay que leer con atención y que va desplegando un riguroso análisis. Una obra que combina el dato sociológico con la reflexión filosófica y que no desdeña la imagen sugerente. A modo de cata, señalaré muy brevemente algunas de las ideas que me han llamado más la atención.

Empezando por la insistencia en la importancia de la razón objetiva, situada más allá de la preferencia individual, que ha sido reemplazada, con nefastas consecuencias desde la Ilustración, por la razón utilitarista. Y de aquí, la convicción de que la raíz de la crisis que nos afecta es una crisis moral.

La importancia crucial del vínculo para la vitalidad de una sociedad, de ese vínculo que “nos une a los demás en el tiempo y en el espacio” y que nace del compromiso, del amor y del deber, articulada hacia el pasado, eso que llamamos tradición, y hacia el futuro como compromiso intergeneracional. La referencia al capital social es ineludible, con especial atención a la fuente primaria del mismo, la familia, y el conjunto de consecuencias que se derivan de la misma. Miró, además, da un paso más y nos habla del capital moral, aquel atributo que permite a una comunidad obrar bien.

Ya en el segundo bloque del libro, Miró aborda el fenómeno de la desvinculación y sus efectos sociales. Una desvinculación que consiste, fundamentalmente, en la pretensión de que podemos alcanzar nuestros fines con nuestras solas fuerzas, sin contar con nada más (pretensión que no está lejos de aquel “Seréis como dioses” que ya se oyó en el paraíso y que no cesa de repetirse). Consecuencia directa de esta desvinculación es un mundo que se disuelve, donde la metafísica desaparece y que se convierte en ingobernable por la ausencia de toda noción de bien y la proliferación de subjetividades que entienden sus deseos como derechos que hay que satisfacer a cualquier precio. Por poner un ejemplo, la huída de la paternidad manifiesta esta dictadura de la satisfacción que no quiere aceptar ninguna consecuencia y acaba convirtiendo nuestro mundo en un infierno.

Por último, el análisis de las seis rupturas que marcan nuestro tiempo (relación con Dios, antropológica, solidaridad generacional, cultura, emergencia educativa y cohesión social) nos brinda muchas claves para comprender el mundo en que vivimos y nos sugiere caminos para abandonar un proyecto que está agotado y de cuya superación depende nuestra supervivencia como sociedad.

Desde luego no es poco y confío en que esta cata les haya abierto el apetito para acudir a este libro, que plasma un descomunal trabajo de análisis social. No sé si este libro y su diagnóstico será leído y comprendido por muchos, lo que sí sé es que si queremos salir del atolladero en el que estamos metidos (y que no se arregla hablando de brotes verdes y confiando en que todo volverá a su sitio por su propia inercia) necesitamos tomar en serio los planteamientos que aquí expone Josep Miró y obrar en consecuencia. El reto al que nos enfrentamos es enorme, pero como recordaba Toynbee es ante este tipo de retos ante los que las civilizaciones reaccionan o mueren. A Miró nadie podrá decirle que no ha puesto todo su esfuerzo intelectual y vital para que sea lo primero.

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