Los biocombustibles, malos para el medio ambiente.

En demasiadas ocasiones cada vez que nos arengan con una consigna ecologista basta esperar unos años para contemplar cómo nos acaban diciendo lo contrario. Basta tener un poco de paciencia y estar atento a los desmentidos, que no suelen aparecer en portada, como sí lo hizo en su día la consigna inicial.

Es lo que acaba de ocurrir con los biocombustibles. ¿Recuerdan que iban a ser el futuro de una energía limpia y sostenible y que era casi un deber ecológico apostar por vehículos propulsados por este tipo de combustible?

Pues bien, un nuevo estudio publicado en Nature Climate Change  concluye que los biocombustibles, como el etanol, no son la alternativa “limpia” a la gasolina que prometían sus defensores. De hecho, agárrense, producir biocombustibles puede liberar más gases de efecto invernadero que utilizar gasolina.

Los elementos que parece ser que influyen en que los biocombustibles tengan un impacto muy negativo en el medio ambiente son la utilización de fertilizantes, insecticidas y pesticidas, así como los combustibles fósiles utilizados para su producción y distribución, lo que acaba generando emisiones muy elevadas de carbono.

Las promesas asociadas al etanol (mejores precios del combustible, menores emisiones de gases de efecto invernadero) han quedado en nada o, incluso peor, han tenido el efecto contrario. Eso sí, los productores, ayudados por sus contactos políticos, han captado numerosas subvenciones. Pero esto no lo encontrarán en las campañas institucionales de los gobiernos para concienciarnos de que tenemos que ser ecológicos.