Obama admite que los niños no nacidos dan pataditas con sus pies

No es fácil escuchar a uno de los gobernantes más poderosos de la Tierra improvisando un discurso. En el caso de Obama son muy pocas las ocasiones en la que habla sin leer de un teleprompter. No es de extrañar, se trata de un oficio en el que estás muy expuesto y donde van a mirar con lupa todo lo que dices. Pero a veces, muy de tarde en tarde, el presidente de los Estados Unidos se suelta, improvisa y suele dejarnos algunas perlas.

Es lo que ocurrió recientemente cuando estaba reunido con familias trabajadoras y abordó el tema, para él una más entre las cuestiones que echar en cara a los malvados empresarios, del trato que reciben las mujeres embarazadas. Obama se lanzó, entusiasmado ante la receptividad del auditorio, y sin leer papeles ni teleprompters afirmó: “Demasiadas mujeres se enfrentan a dificultades innecesarias en el trabajo, como la dificultad de que se les pague menos que a un hombre por hacer su mismo trabajo. O cuando se les expedienta o se les despide por ir demasiado al cuarto de baño cuando están embarazadas. Está claro que es un hombre quien toma entonces la decisión porque no tienen cinco libras [dos kilos] de patadas presionando sobre su vegija“.

Magnífico. ¿Han oído bien? Pataditas. Sí, eso que se hace con los pies, pies que no son un cúmulo de células indiferenciadas, sino el final de la extremidad de un ser humano que tiene otras extremidades, cabeza, manos e incluso un corazón que late.

Todo el discurso de que lo que está gestando esa madre aún no es ser humano pleno con el que el propio Obama ha justificado en ocasiones sus políticas abortistas se desmorona. Porque él sabe perfectamente que “eso” que da patadas no es un grumo de células, basta que le quites el teleprompter para que suelte la verdad que todos sabemos: es un ser humano nada justifica que lo matemos.

Antes se decía aquello de que in vino, veritas. Ahora va resultar que la verdad aparece en cuanto nos quitan la pantalla con el discurso programado.