Cuando el problema es el Estado: el caso argentino

Cuando el problema es el Estado: el caso argentino

Está de moda echarle la culpa de todos nuestros males (especialmente en el ámbito económico y social, pero alcanzando casi hasta el último rincón de nuestras vidas) a una especie de espectro que emponzoñaría nuestras vidas y que recibe diversos nombres, según quien sea el denunciante: neoliberalismo, finanzas globales, capitalismo ciego, economía asesina… Por desgracia, términos todos ellos poco precisos, demasiado etéreos, válidos para soflamas, denuncias y panfletos, pero muy poco útiles para resolver los problemas a los que realmente nos enfrentamos (que sí, son graves y reales).

Sin embargo, cuando uno se detiene ante situaciones de injusticia flagrante, lo que se suele encontrar son disfunciones del Estado, que o bien interviene donde no debe, o interviene movido no por la búsqueda del bien común sino por motivaciones corruptas, o no interviene donde sí debiera. Invasión, corrupción y dejación en las funciones del Estado son, me parece, los factores clave que explican la mayor parte de las injusticias y pobreza en el mundo. Lo curioso es que este factor primordial suele estar ausente de la mayor parte de las diatribas que contra la pobreza y la injusticia se lanzan estos días. Una ausencia, para mí, misteriosa, que sólo puedo entender por cálculos “diplomáticos” o por prejuicio ideológico. En cualquier caso, resulta mucho más fácil clamar contra fuerzas anónimas y etéreas, de las que nadie se siente responsable, que contra comportamientos concretos a los que se puede poner nombre y apellidos.

Pensaba en esto a raíz de la lectura de un artículo sobre la Villa 11 bonaerense, titulado La Favela del Papa Francisco, en la interesante revista Fiat Lux. Una de las villas más golpeadas por el tráfico de drogas y donde los asesinatos por el control del territorio entre grupos narcos es habitual (la cocaína y la pasta base está controlada por peruanos con vínculos con Sendero Luminoso, mientras que la marihuana es negocio de los paraguayos). Es además una de las Villas que más preocupan al Papa Francisco, buen conocedor de esa realidad. El artículo incluye una entrevista con Gustavo Vera, político amigo del Papa, que aporta un duro retrato de la situación que se vive allí. Entresaco algunas de sus afirmaciones:

  • “Nuestro país (Argentina) es un festival de dinero negro”
  • “Las fronteras son permeables, no hay control aéreo ni terrestre; existen 4.000 pistas de aterrizaje clandestinas, aunque el gobierno reconoce la mitad”
  • “Hoy ya no es un estado corrupto; es un estado mafioso, que interactúa con el crimen organizado y le garantiza seguridad jurídica a los delincuentes”

Y a la pregunta sobre qué opina Francisco de la policía argentina, responde: “Lo mismo que vos, que yo y que todos los argentinos: dice que son recorruptos“.

Buen diagnóstico del creciente negocio narco en Argentina, de sus vinculaciones con el Estado y de las causas de esas escandalosas bolsas de pobreza que reciben el nombre de villas. ¿Qué tiene que ver todo esto con los malvados financieros globales? ¿Por qué no nos atrevemos a decir que la inexistencia de un Estado eficaz, limitado y respetuoso con la ley en muchos lugares es quizás la causa más importante de pobreza e injusticia que existe en el mundo?

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