La lista de los 7 deseos para el Sínodo de la Familia

La lista de los 7 deseos para el Sínodo de la Familia

De entre todo lo que se viene publicando acerca del pasado Sínodo de la Familia me ha llamado la atención un artículo de Taylor Marshall en el que expresa 7 puntos que le hubieran gustado que recogiese el Sínodo (aumentados, por ahora, en dos más gracias a las aportaciones de sus lectores). Se le puede echar en cara que quién es él para dar lecciones a los padres sinodales, a lo que respondería tal y como firma el post: simplemente un laico. Se podría completar con “un laico padre de familia numerosa que intenta vivir de acuerdo a lo que la Iglesia enseña”. No es poco.

Taylor Marshall es un converso, antiguo pastor episcopaliano que entró en la Iglesia católica en 2006 y es padre de 8 hijos (la última, Margaret, nacida el 22 de octubre pasado, festividad de san Juan Pablo II). A veces oímos que quejarse no sirve de nada, que en vez de criticar hay que ser positivo y hacer propuestas. Pues bien, aquí hay una serie de propuestas, muy concretas. No hace falta que a uno le entusiasmen todas (ni su modo de expresarse, que a veces yo matizaría) pero me parece que muestran que sí se puede dar un mensaje al mundo sobre la familia más claro, entusiasmante y evangélico que el que venimos oyendo últimamente. El Sínodo ya ha acabado, pero el Papa probablemente volverá a abordar el tema de la familia en breve. Ojalá recoja alguna de estas propuestas. Yo empiezo a rezar ya por ello.

Traduzco aquí el artículo de Taylor Marshall:

“Tras dos años el Sínodo de la Familia ha terminado. ¿Ha valido la pena?

Odio decirlo, pero el Sínodo de la Familia ha sido esencialmente un debate de dos años entre obispos sobre:

  • La homosexualidad. ¿Puede una “iglesia misericordiosa” dar espacio para los estilos de vida alternativos?
  • La comunión para los católicos que estaban casados sacramentalmente por la Iglesia Católica, más tarde se divorciaron civilmente y, a continuación, se volvieron a casar con una nueva pareja. ¿Puede una “iglesia misericordiosa” modificar la enseñanza del Catecismo y de San Juan Pablo II y… un momento… la Segunda Persona de la Trinidad (Mc 10:11)?.

La gente sigue debatiendo sobre el documento final, tratando de averiguar quién “ganó”.

Y mientras que el dogma no ha cambiado, ha sido sin embargo un gran fracaso, ya que no ha  lanzado un mensaje claro a las tropas que están sobre el terreno: esto es, no se ha dirigido a las familias que están intentando realmente de vivir el misterio del matrimonio y la familia tal y como son descritos por San Juan Pablo II y el Catecismo.

Así pues, ¿en qué hubiera consistido un mejor plan para un “Sínodo sobre la Familia”? ¿Qué tal esto?:

Una lista de 7 puntos sobre cómo podría haber sido un Sínodo sobre la Familia:

 

  1. Un mensaje especial del Papa dirigido a las madres, dándoles las gracias por sus sacrificios físicos y emocionales. Agradeciendo a estas mujeres valientes por haber resistido a las mentiras feministas que oyen todos los días en la televisión, en facebook (y de los empleaos del supermecado), mientras que generosamente crían a los futuros cristianos y santos de la civilización humana. Estas mujeres tienen muchos niños, los educan en casa, hacen milagros con el presupuesto doméstico y son criticadas por ciertos clérigos e incluso por sus propias familias. Nuestras mujeres católicas fueron básicamente ignoradas por este Sínodo. Las mujeres son mencionadas sólo 6 veces en la Relatio. ¡La maternidad sólo una vez! Qué vergüenza para los obispos.
  2. Un mensaje especial del Papa para los padres, dándoles las gracias por resistir a la cultura del sexo fácil y casual y por haber elegido la vocación de la monogamia y la paternidad. Dándoles las gracias por sus sacrificios económicos y su fidelidad hacia sus esposas e hijos. Dándoles las gracias por reflejar a Cristo como un novio fiel.
  3. El Papa concediendo formalmente una indulgencia plenaria (con las condiciones habituales) a cualquier pareja en el día de su boda y en cada aniversario anual para darles las gracias por vivir la vocación del Santo Matrimonio.
  4. Una misa para fortalecer a las familias. La petición por parte del Sínodo de que haya una celebración en una fecha determinada en todas las diócesis de una misa especial ofrecida por los obispos para las madres y los padres y sus hijos. No queremos ver a nuestros obispos como directores generales encerrados en sus despachos. Deseamos ardientemente verlos como padres y pastores que ponen sus manos sobre nuestros hijos y los bendicen.
  5. En lugar de organizar reuniones especiales entre el Papa y transexuales y homosexuales, que el Papa se hubiera reunido, bendecido y homenajeado a los matrimonios que llevan casados ​​fielmente durante más de 50 años y presentarlos como ejemplos para toda la Iglesia Católica. Un montón de fotos. Un montón de entrevistas. Vamos a celebrar a los héroes del Santo Matrimonio Católico de todas las culturas.
  6. Un documento alentador del Sínodo animando a las familias a estar abiertas a ser familias numerosas. Tener una familia numerosa no es “criar como conejos.” La Santísima Trinidad llama a tener familia numerosa “ser fructífero”, y piensa que es algo bueno. Sería bueno escuchar al Papa y a los obispos formalmente reconocer la tradición católica de las familias numerosas y homenajear a los matrimonios que tratan de vivir así en medio de una cultura materialista y anti-vida.
  7. Un mensaje fuerte tipo “cultura de la vida” al estilo de San Juan Pablo II. No hemos escuchado desde hace tiempo una buena consideración oponiendo cultura de la vida frente a cultura de la muerte. Vemos cómo nuestra cultura alaba el sexo fuera del matrimonio, la pornografía, los derechos de los homosexuales, el aborto, etc. a diario en facebook y en los medios de comunicación. Nos encantaría ver a nuestra propia Iglesia alabar la vocación contracultural que estamos tratando de vivir en Cristo.
  8. [ACTUALIZADO PUNTO EXTRA 8: Hacer un reconocimiento hacia todas las parejas casadas que sufren de infertilidad y que se mantienen fieles a las enseñanzas de la Iglesia sobre la apertura a la vida sin recurrir a medios inmorales para concebir hijos, como la fecundación in vitro y los vientres de alquiler. (Este punto proviene de Rebecca Christian y me lo hizo llegar después de publicar este post. Gracias, Rebecca.]
  9. [ACTUALIZADO PUNTO EXTRA 9: Dirigirse a todos los hijos que han sido heridos por el divorcio, la confusión sexual y los matrimonios irregulares. Hay un número cada vez mayor de gente joven que está marcada por el divorcio y ellos mismos tienen miedo a entrar en el matrimonio después de haber observado la ruptura del matrimonio de sus padres y de haber vivido sus consecuencias. Los obispos necesitan hacer público un plan para "caminar junto a ellos." El divorcio no es sólo sobre "¿quién puede recibir la Eucaristía?”, sino sobre "¿qué pasa con nuestros jóvenes?”. Este punto proviene de Sharon, que me lo envió después de publicar este post. Gracias Sharon.]

 

Queridos Obispos, estas familias, fieles y fructíferas, son vuestros mayores activos. Son ellas las que enseñan a sus hijos a rezar por el obispo todas las noches. Son ellas las que ofrecen oraciones, donaciones, trabajo voluntario y apoyo.

Estas son las familias que os darán los sacerdotes y religiosos que necesitáis desesperadamente en los años por venir. Son ellas las que van a apoyar vuestras campañas de donativos.

 

Y sin embargo, son descuidadas en su mayoría por “la jerarquía”. La Iglesia ha gastado millones de dólares en estos dos sínodos (billetes de avión, hospedaje, hotel, seguridad…) y, para ser honesto, ha sido una gran decepción para aquellos de nosotros con familias reales.

Somos “simplemente laicos”, pero ¿les importaría ofrecernos algunas palabras de ánimo tangible, especialmente para nuestras esposas, que son vistas como peleles lamentables víctimas de un patriarcado opresor?

Ahora somos una minoría perseguida en el mundo y necesitamos entrenadores en el banquillo que nos den una palmada en la espalda y nos griten “¡Así se hace equipo!” cuando salimos a la cancha.

Si usted es un sacerdote o un obispo y lee esto, por favor, considere convertirse en uno de esos entrenadores que nos alientan.

Historia personal: Cuando estaba de peregrinación a Nuestra Señora de Guadalupe en México, fui a confesarme con un sacerdote. Algunos de mis pecados estaban relacionados con las frustraciones relativas al modo de funcionamiento de una familia numerosa. El sacerdote me dio un firme consejo.

Antes de la absolución, el sacerdote me dijo:

 

Hermano, en nombre de toda la Iglesia católica, gracias por ser valiente y tener una gran familia. No es fácil y lo estás haciendo. Gracias. Es hermoso.”

¿Y sabes qué?, que me puse a llorar. No esperaba recibir ese tipo de comentario. Fue tan genial escucharlo. Después de que ese sacerdote me dijera eso, estaba dispuesto a luchar por la Iglesia católica, por mi esposa y por mis hijos como si fuera el apóstol más celoso. Noté el viento en mis velas y me dio suficiente combustible para seguir adelante otros 10 años. Quedé recargado.”

Un Comentario

  1. Felicidades por el artículo.

    El trabajo de los grupos menores se ha visto ciertamente ensombrecido por la deliberada introducción de cuestiónes marginales.

    Miremos a nuestro alrededor, la realidad de la familia católica es la descrita en el artículo, es una familia a contracorriente, heroica, sufriente y necesitada de aliento. Veo matrimonios que luchan por educar a sus hijos en la fe, a familias heridas, a hijos que sufren. No veo divorciados vueltos a casa que quieran comulgar, ni parejas gays, ni católicos fariseos inmisericordes y autorefrenciales contra los que lanzar diatribas un día tras otro.

    El Sínodo ha sido un fracaso, incluso el amargo discurso de clausura me ha parecido impropio.

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