Islamismo: mirando hacia otro lado

Islamismo: mirando hacia otro lado

Hemos oído hasta el hartazgo el famoso texto, atribuido a Bertold Brecht, pero que en realidad parece ser que es del pastor luterano alemán Martin Niemöller, que explica la importancia que, para el auge del nazismo, tuvo la gente mirando hacia otro lado porque no eran directamente amenazados. Es aquel que dice aquello de que “Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”.

Siempre eran otros, lejanos al principio, cada vez más cercanos después, quienes desaparecían… hasta que un día fuiste tú. Pero entonces ya era demasiado tarde.

Pensaba en ese texto al reflexionar sobre las agresiones de los islamistas. Primero empezaron a asesinar a cristianos y yazidíes en Siria, Iraq, Egipto. Las imágenes eran estremecedoras. El impacto estaba asegurado, pero duraba poco. Están a miles de kilómetros, muy lejos de nuestro cómodo barrio. Preferimos seguir viviendo como si nada.

Luego empezaron las amenazas: fotos con la bandera del Estado Islámico junto a monumentos de nuestras ciudades. Un juego de adolescentes, dijimos. Luego empezaron a llegar las detenciones en los suburbios de Barcelona o Madrid. Sí, vivían a media hora de metro de nuestras casas, pero en barrios que nunca pisamos. Y respiramos aliviados. Y ahora ya profanan y destruyen una iglesia en Málaga. Pero preferimos mirar hacia otro lado y los medios apenas se hicieron eco del desagradable asunto, como si no fuera con nosotros; preferimos distraernos con cualquier cosa que tengamos a mano: una película, un partido de fútbol, las compras navideñas o incluso, ya se sabe que hay gente masoquista, el último debate en el Parlament de Cataluña.

Es posible que no haya remedio y tropecemos de nuevo con la misma piedra. Y no reaccionemos hasta que sea demasiado tarde. Y entonces llegarán a nuestra puerta y estaremos solos.

PD. Escribí estas líneas el viernes por la tarde, antes de que se desencadenasen los atentados terroristas de París. He estado el fin de semana fuera de casa, sin poder subir este post hasta hoy, lunes. Lo sucedido en París añade un trágico paso más en el cerco al que los islamistas nos están sometiendo. ¿Reaccionaremos o seguiremos mirando hacia otro lado (después de todo, no vivimos en París)?

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