Nature denuncia el falso mito de la superpoblación

Nature denuncia el falso mito de la superpoblación

¡La de veces que hemos señalado que el malthusianismo (y también el neomalthusianismo del Club de Roma y de la ONU) es una estafa sin apoyo en la realidad!

Y sin embargo, como buen mito, el fantasma de la superpoblación, la llamada “Bomba P”, sigue presente en muchas mentalidades y, lo que es peor, guía muchas políticas de gobiernos y organizaciones supranacionales, con los catastróficos resultados que se pueden esperar de unas medidas guiadas por supuestos falsos.

Pero parece que la estafa, a estas alturas de la película, es demasiado grande incluso para quienes la defendían hace tres días. Mi amigo Marco Respinti me ha hecho notar que la revista británica Nature acaba de hacerse eco de la falsedad del mito de la superpoblación. Y Nature no es precisamente una revista carca: si de algo se le puede acusar es de ser “científicamente correcta”, siempre dispuesta a quedar como defensora del “progresismo” (sea eso lo que sea), en su versión de documental de La 2.

En un artículo que aparece en el número de diciembre, la periodista científica Megan Scudellari señala algunos falsos mitos pretendidamente científicos. Allí, escribe con rotundidad que la idea según la cual la población de la Tierra crece exponencialmente y nos lleva de este modo, inexorablemente, a la carestía alimenticia (la idea que expuso por primera vez el clérigo anglicano Thomas Malthus en 1798) es radicalmente falsa y todos los datos la desmienten. “La población mundial no crece de modo exponencial. No lo hizo en el pasado, no lo hace hoy y es improbable que lo haga en el futuro“, declara en el artículo el demógrafo de la Rockefeller University de Nueva York, Joel Cohen.

En cuanto a que no hay suficiente comida para alimentar a los algo más de 7.000 millones de seres humanos que somos hoy, la FAO estima que la producción de alimentos es suficiente para alimentar con creces a la población mundial. En la actualidad, con solamente la producción calórica mundial en cereales se podría alimentar a entre 10 y 12.000 millones de personas. ¿Y no hay hambre en el mundo? Por desgracia sí, pero no por culpa de una superpoblación que no existe, sino por otros motivos: guerras, conflictos, decisiones políticas, mala distribución, destrucción o mala conservación y usos diversos de la alimentación, principalmente como carburante.

Tampoco escasea el agua, como explicaba también en las páginas de Nature el vicesecretario de Naciones Unidas, Jan Eliasson, el pasado mes de enero de 2015, por razones muy parecidas. Un problema muy grave sobre el que no se puede permanecer indiferente, pero que no se arreglará con falsos alarmismo neomalthusianos. Escribía, con toda la razón, Marco Respinti que “no es verdad que seamos demasiados en la Tierra, no es verdad que el planeta ya no aguante más, no es verdad que los alimentos sean insuficientes para alimentar a todos ni que falta agua“. Ahora que hasta un medio reconocido del pensamiento dominante como Nature se hace eco de la falsedad del mito de la superpoblación, podría ser un buen momento para reconsiderar muchas políticas.

Aunque ya se sabe que la ideología es reacia a aceptar la realidad.

 

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