Elecciones USA: la cosa se pone seria

Elecciones USA: la cosa se pone seria

Con los caucus de Iowa, el próximo 1 de febrero, arrancan las primarias para elegir al próximo inquilino de la Casa Blanca. Tras varios meses de encuestas y debates, la cosa se pone seria.

En el bando demócrata, la hegemonía indiscutible de Hillary Clinton resiste bien, y aunque Bernie Sanders está consiguiendo galvanizar al electorado más izquierdista, pocos creen que un candidato que se declara abiertamente socialista pueda tener opciones reales de ser el próximo presidente de los Estados Unidos.

Mucho más disputada, y embrollada, está la lucha en el Partido Republicano. Lo que parecía una broma destinada a diluirse a medida que nos acercáramos a la hora de la verdad ya no puede ignorarse: nos referimos a Donald Trump, quien con su discurso populista, agresivo y contrario a la inmigración ha sacudido el debate republicano. El personaje provoca fuertes rechazos (preguntados acerca de quién, de entre los actuales candidatos, sería el presidente más horroroso de los Estados Unidos, un 38% de los estadounidenses afirman que Donald Trump) y es altamente dudoso que pueda tener posibilidades reales de ganar las elecciones presidenciales, pero ha demostrado que tiene talento para salirse del consenso políticamente correcto y abordar temas tabú. Se le puede acusar de populismo, es decir, de propugnar soluciones simplistas a problemas complejos, pero los problemas no los ha inventado él.

Eso sí, sus improbables opciones ante Hillary Clinton podrían llevar al Partido Republicano a una derrota que lo dejaría muy maltrecho. Es lo que cada vez más republicanos ven con terror, preguntándose cómo hacer descarrilar a Trump sin que se lleve por delante las opciones del candidato republicano. Su insinuación de que estaría dispuesto a presentarse como candidato independiente, a lo Ross Perot, en caso de no conseguir la nominación republicana provoca sudor frío entre los estrategas republicanos: en ese escenario, la derrota republicana se da por segura.

La revista decana conservadora, National Review, ha salido en tromba contra Donald Trump, al que identifica más con un populismo nativista y proteccionista -a lo Le Pen, han escrito- que con las posiciones tradicionalmente defendidas por los conservadores norteamericanos. Es en este contexto en el que las miradas se dirigen hacia Ted Cruz, el senador texano, hijo de un exiliado cubano, que aparece como el único que se está acercando en las encuestas a Trump. Y no es que levante entusiasmos entre el establishment republicano: el discurso antielitista de Cruz, su referencia negativa a los “valores de Nueva York”, hacen temer que pudiera repetir los resultados de Goldwater. Pero la baza de Cruz es que parece que es el único que puede recuperar los votos de quienes han apostado por Donald Trump hasta ahora, no solo derrotándole, sino arrebatándole la base electoral e impidiendo así una candidatura independiente. De hecho, Cruz no se ha sumado al frente anti Trump en los debates y sus críticas a las propuestas del multimillonario no son enmiendas a la totalidad.

Es aquí donde reside, hasta el momento, la debilidad de Marco Rubio, probablemente con más opciones en un cara a cara con Hillary Clinton, pero hasta ahora incapaz de conseguir el apoyo mayoritario de los suyos. Se repite una vez más el fenómeno de que el candidato que consigue mayores apoyos en las primarias de su partido puede no ser el candidato con mayores opciones de ganar la presidencia, y viceversa. Con unas primarias cómodas no tiene por qué suceder, pero las primarias republicanas de este año son todo menos cómodas. Donald Trump ha hecho saltar por los aires el guion previsto y a estas alturas hay muchos republicanos que no están dispuestos a escuchar las voces que les advierten de que han de ser realistas y pragmáticos si no quieren ver entronizada a la dinastía Clinton en Washington.

Pero cuidado: mientras la parte más sensata del GOP discute sobre quién es el candidato más idóneo para desbancar a Trump, éste va a echar toda la carne en el asador para ganar los primeros caucus y poner al partido ante un hecho consumado. Y no es imposible.

http://www.libertaddigital.com/opinion/jorge-soley/elecciones-usa-la-cosa-se-pone-seria-77926/

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