Las propuestas de CC.OO para las pensiones: no han entendido nada

Las propuestas de CC.OO para las pensiones: no han entendido nada

Ayer pasé junto a una persona, en la estación de Sants, que repartía octavillas. Suelo cogerlas, aunque no sepa nada sobre su contenido, por solidaridad con quien está dedicando su tiempo y pasando incomodidades para hacer llegar su mensaje a los demás. Así que, como hago habitualmente, cogí la octavilla que me ofrecieron, di las gracias y seguí mi camino. En el 99% de los casos tiro la octavilla en la primera papelera que me sale al paso, pero esta vez me llamó la atención. Estaba firmada por Comisiones Obreras y decía así: “Nuestras pensiones no se tocan“.

El tema me interesó. Es tan evidente que el hecho de que no tengamos hijos va a hacer saltar por los aires el sistema de pensiones que pensé que los de CC.OO. iban a pedir un cambio de políticas demográficas. Es tan obvio que el dinero que dicen que dedican a nuestras pensiones lo utilizan para aguantar unos años más y tirar la pelota hacia adelante, al más puro estilo de una estafa piramidal, que pensé que CC.OO. exigiría al gobierno seriedad y rigor en el empleo de los fondos que nos detraen supuestamente para pagar nuestras futuras pensiones, justo ahora que sabemos que el gobierno del PP acaba de retirar otros 936 millones del fondo de pensiones para tapar agujeros en la Seguridad Social. Me equivocaba.

La octavilla era todo un ejemplo de infantilismo, ignorancia y pensamiento mágico. Un documento que se podrá ver en los museos del futuro para enseñar a los niños lo ciegos que estábamos ante la realidad (es probable que los niños del futuro no crean que pudimos ser tan tontos y que incluso haya debate acerca de la veracidad del papelito).

El texto empieza con una afirmación de fe: “el sistema público de pensiones es sostenible“. ¿Algún dato que avale esta opinión? No, ninguno. Lo creemos porque sí y punto.
Sigue otra afirmación de fe que es en realidad una contradicción: “nuestras pensiones no están en peligro“. Y entonces, ¿para qué nos dedicamos a repartir octavillas en defensa de las pensiones?

Ah… es que “si no se actúa ahora estaremos poniendo en riesgo la calidad de las pensiones actuales o futuras“. O sea, que sí están en peligro (a no ser que aceptemos unas pensiones de jubilación de 50 euros al mes). O sea, que, tal y como está ahora, no es sostenible. Y además el riesgo no es solo futuro, sino presente. O sea, que o actuamos rápido o esto pega un petardazo.

¿Alguien puede imaginar más contradicciones en un solo párrafo?

Pasemos al siguiente párrafo, que también merece nuestra atención. Empieza con otro brindis al sol. Dice que el sistema de pensiones necesita más ingresos, obvio, pero que “hay margen, puesto que el gasto en pensiones del Estado está por debajo del de los países de la zona euro“. Es como si yo, sin trabajo y dependiendo de lo que me de mi madre para gastarme el fin de semana en copas, dijera que hay margen para aumentar mi presupuesto en fiestas y juergas varias porque la media de gasto de mis vecinos es superior a la mía. ¿Y qué tendrá que ver? Parece más razonable ver cuál es mi estructura demográfica, mi capacidad de generar nuevos cotizantes, el peso de la economía sumergida… Saber que la natalidad francesa es más alta que la nuestra o que la tasa de paro alemana es más baja que la nuestra no tiene ningún impacto para que nuestro sistema de pensiones consiga más ingresos. Que alguien pueda pensar así es, lo confieso, un misterio, posiblemente provocado por una indigestión de discursos infundados y demagógicos, algo abundante en la dieta de un sindicalista español.
Pasemos ahora a las seis propuestas de CC.OO. para resolver el presente y el futuro de las pensiones.

  1. Eliminar las reformas del gobierno del PP de 2013. Aquí, hay que reconocer que aciertan cuando piden que se pongan límites a la retirada de dinero del fondo de reserva. Yo incluso les exigiría mayor radicalidad: no límites, sino prohibición total de un dinero finalista que no debería dedicarse a nada más que a aquello para lo que nos ha sido detraído.
  2. Más cotizaciones para el sistema. Perfecto. ¿Y eso cómo se consigue? ¿Dando facilidades para que las empresas creen más trabajo? Pues va a ser que no. CC.OO. nos ofrece las fórmulas habituales de los sindicatos, es decir, incrementar el salario mínimo interprofesional y los salarios de los convenios colectivos. ¿Y qué tendrá que ver subir los sueldos con la viabilidad del sistema de pensiones? Pero eso no es todo: aquí aprovechan para colocarnos aquello tan manido de un “plan de choque para crear ocupación de calidad dirigido a personas con paro de larga duración“. Más allá de las buenas intenciones, ¿en qué consiste el enésimo plan de choque que, como sus antecesores, no servirá para nada? Bueno, sí, para algo sí sirven estos planes de choque: para darle una millonada a los sindicatos con la excusa de que montan cursos para desempleados. Si quieren más dinero, que lo digan directamente.
  3. Eliminar las rebajas de las cotizaciones de las empresas. Porque las empresas son el enemigo y todo lo que sirva para ahogarlas irá en beneficio del futuro de las pensiones. ¿Se entiende, no?
  4. Que el Estado aporte dinero a la caja de la Seguridad Social. Claro, si hemos quedado en que el Estado ya no podría sacar dinero del fondo de reserva de las pensiones, entonces que lo saque… del Estado. Porque para eso el Estado tiene la maquinita para imprimir billetes (bueno, ahora ya ni eso). Alguien les tendrá que explicar a la buena gente de CC.OO. que el Estado no genera recursos sino que los consume y que el dinero del Estado no aparece por arte de magia, como parecen creer, sino que sale de nuestros bolsillos (de particulares y empresas). Que el Estado gaste más significa que nos desplumen también más.
  5. Incrementar las bases de cotización. Brillante. Si los empleados y las empresas aportan más, el sistema de pensiones esta salvado, ¿no?. Lástima que así los empleados se empobrezcan y el empleo no solo no crezca sino que incluso pueda decrecer. Si llevamos esta política hasta sus últimas consecuencias llegaríamos a una situación en la que trabajarían cuatro, pero eso sí, la mayor parte de su salario iría a parar al sistema de pensiones. Repito, brillante.
  6. Una reforma fiscal progresiva. Sin comentarios. Lo de siempre. Aún más impuestos. Eso sí, que paguen los ricos y los empresarios. Ya nos sabemos la cantinela, como también nos sabemos que al final siempre acabamos pagando los mismos: los que vivimos de un salario, no cobramos en negro y no nos podemos permitir el lujo de pagarnos creativas estrategias fiscales.

 

Y hasta aquí el panfleto de Comisiones. Que no dice ni mú de la catastrófica natalidad que condena nuestro sistema de pensiones, que no dice ni pío sobre crear nuevos puestos de trabajo, algo que no hacen ni harán los sindicatos ni el Estado (lo siento, ni los funcionarios ni los liberados sindicales cuentan) y que sólo pueden hacer las empresas, cuando encuentran un clima propicio y no un Estado que en lo único que parece pensar es en extraerles hasta la última gota de sangre, al estilo Montoro.

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