Obama vuelve a la carga contra hospitales y escuelas religiosas

Lo decíamos hace una semana cuando, tras el reciente fallo del Supremo estadounidense, avisábamos de que la próxima batalla por la libertad de las organizaciones católicas se librará en los hospitales. Bueno, en realidad son los hospitales, universidades y toda organización religiosa que emplee a alguien.

El mes de agosto pasado el Health and Human Services, HHS, anunció que los planes de salud que las empresas y organizaciones están obligadas a contratar para sus empleados tienen que incluir, sin coste adicional alguno ni limitación de ningún tipo, acceso a contracepción, esterilización y medicamentos abortivos.

Muchas organizaciones religiosas, católicas pero también protestantes, elevaron sus quejas, afirmando que no se les podía exigir que contrataran servicios que ellos consideraban inmorales y contrarios a sus enseñanzas. La administración Obama se dio entonces un plazo para reconsiderar su postura inicial.

Ahora Kathlenn Sebelius, la secretaria del HHS (que se autoproclama católica liberal) acaba de hacer público que, tras reconsiderarlo con detenimiento, han decidido no variar ni una coma. Bueno, en realidad sí, el único gesto que su excelencia Barack Obama se ha dignado conceder graciosamente es el dar un año de plazo para que las organizaciones religiosas piensen cómo cumplir lo exigido. Como se ha apresurado en declarar el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, presidente de la Conferencia Episcopal Estadounidense, que recibió la noticia directamente de labios de Obama, “el presidente nos ha dicho que tenemos un año para encontrar el modo de violar nuestras conciencias”. Todo un detalle.

La cuestión es grave pues implica la pretensión del Estado de obligar a las organizaciones religiosas a hacer algo contrario a sus principios morales, en lo que muchos consideran es una violación de la Primera Enmienda y como no podría ser de otra manera, traerá cola. Para empezar la Conferencia Episcopal, que ha definido el movimiento como una “amenaza sin precedentes contra la libertad religiosa individual e institucional”, ha pedido a los católicos que organicen campañas de protesta  y ya ha anunciado que llevará la batalla a los tribunales. El presidente de la Cardinal Newman Society, Patrick J. Reilly, ha afirmado por su parte que “si la Administración Obama es incapaz de respetar la Primera Enmienda de la Constitución, entonces tendremos que llevar esta batalla a los tribunales y ganarla”.

En toda esta historia hay que destacar varios hechos:

• La responsabilidad directa de Obama en una nueva decisión en la línea de laicismo radical que ha emprendido su administración. Sus discursos llamando a la colaboración y al respeto de la conciencia, por ejemplo el que dio en la Universidad de Notre Dame, han demostrado toda su falsedad.
• Los católicos liberales que han apoyado hasta ahora a Obama han quedado en evidencia. En un año electoral, Obama los ha ninguneado a cambio de asegurarse el apoyo de una izquierda a la que, en lo que lleva de mandato, ha decepcionado. No sería de extrañar que a este gesto le siguieran en los próximos meses nuevos guiños de Obama a su base izquierdista.
• Por desgracia, las recientes palabras de Benedicto XVI alertando de un creciente peligro para la libertad religiosa en Estados Unidos, obligando a los católicos a “cooperar en prácticas intrínsecamente malas”, han resultado proféticas.
• La Conferencia Episcopal Estadounidense y su presidente, Dolan, han reaccionado vigorosamente y llamando a las cosas por su nombre. Es todo un ejemplo.
• Se confirma en qué consiste la ideología pro-elección (pro-choice) de Obama: puedes elegir entre violar tus principios y tu conciencia o cerrar tu actividad ¡Viva la libertad de elección!
• Por último, resulta curioso que aquellos que se pasan el día hablando de la separación entre el Estado y la Iglesia y de injerencias religiosas sean los mismos que quieren imponer sus criterios en el ámbito de organizaciones fundacionalmente religiosas. Como sucede siempre, no han entendido ni lo que es la religión ni lo que es la Iglesia (ambas van mucho más allá del templo y la sacristía).