De Falco es más libre que Schettino

De Falco es más libre que Schettino

Mucho se ha escrito, y se escribirá, sobre el naufragio del Costa Concordia y el abandono del barco por parte de su capitán, Francesco Schettino. No voy a volver sobre los hechos, de sobra conocidos, pero sí quiero destacar algunos comentarios al respecto que he leído en diversos medios y que me han parecido sugerentes:

  1. Schettino no es sólo un pobre hombre y un cobarde, es también parte de una cultura utilitarista y hedonista, hegemónica hoy en día, para la que el sacrificio por los demás es un sinsentido y que considera cualquier noción de honor y caballerosidad como algo rancio y demodé.
  2. La gente común aún se horroriza cuando contempla los resultados prácticos de esa cultura que todos ensalzan y nadie osa criticar. El contrapunto a Schettino, el guardacostas Gregorio de Falco, con su “Vada a bordo, cazzo”, nos recuerda que cuando nos jugamos la vida preferimos un capitán a la antigua a un frívolo moderno. Las camisetas con la famosa frasecita impresa, que se están vendiendo como churros en Italia, son el testimonio de que una moral basada en el honor y la responsabilidad y que no duda en ejercer su autoridad no está tan pasada de moda como pudiera parecer.
  3. Christopher Caldwell, desde las páginas del Financial Times, nos recuerda la facilidad de la opinión pública para descargar sus iras en un chivo expiatorio. Sin descargar las culpas de Schettino, la responsabilidad es mucho mayor. La práctica habitual del saludo a tierra para promocionar los cruceros, el número insuficiente de botes salvavidas o la falta de preparación de la tripulación para evacuar ordenadamente indican que la responsabilidad va más allá del capitán.
  4. Por cierto, parece ser que mientras los marineros huían, el personal de limpieza, casi todo filipino, fue el único que ayudó a los pasajeros a salir de la trampa en que se había convertido el barco. Será que en Filipinas la influencia disolvente de nuestra cultura aún no es hegemónica.
  5. Es también Caldwell quien afirma que antes existía un código de honor por el que los capitanes no abandonaban el barco antes que el último de sus pasajeros: hacerlo era considerado un deshonor. Para Schettino, un residuo del pasado. De Falco, por el contario, siguió ese código no escrito. “Resulta difícil –escribe Caldwell- no ver que De Falco aparece como un hombre más libre que Schettino“. A ver si va a resultar que la libertad florece donde hay normas y que la anarquía es el humus de la esclavitud

 

Escriba un Comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>