La Hispanidad como problema

La Hispanidad como problema

Con gran alegría recibí la noticia de que la colección De Regno, entre cuyos impulsores me encontré hace ya unos cuantos años, renacía ahora de la mano del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II. Cuando, unos días después, y gracias a la generosidad de Miguel Ayuso, me llegaban a casa los dos nuevos títulos que acaban de ver a la luz (La mentalidad estadounidense. Una mirada desde España de Federico Wilhelmsen y La Hispanidad como problema, del propio Ayuso), mi gozo fue completo y me lancé a la lectura del texto firmado por el siempre sugerente y afilado Miguel.

La obra no puede negar su filiación: es a la vez profunda, intensa y directa, una avalancha de juicios y argumentaciones que desbordan sus algo más de cien páginas. A menudo es el propio autor quien avisa de que no va a poder desarrollar una idea apuntada. Por fortuna es frecuente que en el propio texto o en nota a pie de página nos remita a un libro o artículo donde proseguir la pista de la piedra lanzada. Estamos pues ante una obra de síntesis, que no pretende entrar en detalles ni matices, y que gracias a ello se lee de corrido, suscitando en el lector las ganas de saber más sobre tantas y tan decisivas cuestiones como plantea.

La Hispanidad de la que trata Ayuso no es sólo, ni principalmente, la de Hispanoamérica, sino que incluye, por motivos obvios, a la España peninsular (e insular). Que al escuchar el vocablo una mayoría de los españoles piensen en algo referido a nuestros hermanos americanos revela la profunda erosión que nuestra identidad ha sufrido.

La Hispanidad de la que nos habla Ayuso es una cristiandad menor nacida tras la muerte, violenta, de la antigua Cristiandad a manos de cinco fracturas sucesivas: “la religiosa del luteranismo, la ética del maquiavelismo, la política del bodinismo, la jurídica del hobbesianismo y, finalmente, la histórica que supuso la Paz de Westfalia”. De este proceso, que entierra la Cristiandad, surge la moderna Europa y el también moderno Estado. España permanecerá al margen de estos desarrollos, en una cristiandad menor y con un Estado que no ha terminado nunca de cuajar. Lo que para muchos es defecto puede ser leído en clave positiva; en especial, señalará el autor, en tiempos de crisis del Estado (aunque no está nada claro que, por el momento, estemos aprovechando esa ventaja).

Sigue Ayuso fijándose en dos figuras señeras en la conceptualización de la Hispanidad: Maeztu y García Morente. De trayectorias dispares pero convergentes, el amor a España llevará a Maeztu a la fe, mientras que será la fe, experimentada como pura gracia inesperada, la que llevará a García Morente a comprender “la inspiración religiosa que entraña la historia de España.

El último capítulo revisa los avatares de los últimos siglos, tanto en España como en Hispanoamérica, y lo hace sin evitar temas delicados y polémicos, admitiendo el autor sus pocas esperanzas de ser comprendido. Dos siglos, a un lado y otro del Atlántico, en una treintena de páginas en las que Ayuso no va con medias tintas, asegurándose de no dejar a nadie indiferente.

Una magnífica noticia el regreso de la colección De Regno que nos da la oportunidad de aprender y disfrutar de Miguel Ayuso.

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