Cuando la ideología nos impide entender lo obvio
Entre las muchas apreciaciones interesantes que el libro de Inger Enkvist, La buena y la mala educación, nos ofrece, hoy quiero destacar una que, además, tiene aplicación en otros ámbitos además del educativo. Se trata de la constatación de la ceguera que produce la ideología sobre la realidad de las cosas.
Existe una ideología pedagógica, que Enkvist llama “nueva pedagogía”, con toda una serie de postulados acerca del proceso de aprendizaje. Lo que constata Enkvist con numerosos ejemplos es que cuando los datos de las investigaciones sobre cuestiones educativas no concuerdan con la teoría de la nueva pedagogía, los investigadores, ellos mismos saturados de esta ideología pedagógica, se cortocircuitan y son incapaces de extraer las consecuencias lógicas más elementales (que claro, pondrían en cuestión su presupuesto ideológico).
Por ejemplo, en un estudio que compara los resultados de la Comunidad de Madrid con los de Finlandia, se constata que la enseñanza finlandesa está más centrada en la explicación del profesor, lo que se afirma (falsamente) que los alumnos son más pasivos, pero los resultados son muchísimo mejores que los conseguidos por la nueva pedagogía imperante en Madrid. Los investigadores no encuentran solución. Como escribe Enkvist, “están tan convencidos de que la nueva pedagogía es la correcta que no entienden lo que ven” (pág. 115).
Perdonadme el ejemplo tonto. Esto es como si observamos que cada vez que se acerca una cerilla encendida a una mecha de petardo, al cabo de poco, el petardo explota y nos negásemos a reconocer que hay una relación causa-efecto entre la llama y la explosión. Diríamos que eso es imposible de acuerdo a las últimas teorías y que la explosión es probable que se deba a la mayor cercanía de la órbita terrestre al sol o a una reacción debido a un campo electromagnético. Pues aquí lo mismo. La ideología dice que ciertas prácticas son provechosas y si luego se constata que los resultados son catastróficos nos negamos a admitir que se deban a esa ideología pedagógica.
Tremendo.
