O actuamos sobre el gasto o esto salta por los aires

O actuamos sobre el gasto o esto salta por los aires

Mientras parece que de lo que ocurra en Andalucía el próximo fin de semana depende el futuro del mundo mundial, lo cierto es que la realidad, tozuda realidad, económica sigue su camino sorda al trajín de las autonómicas adaluzas.

El tema, en el fondo, es bastante sencillo, tal y como señalaba el artículo de Jesús Cacho, La dimensión del ajuste: 43.000 millones en 18 meses, del que nos hacíamos eco aquí.

Hoy leo otras dos importantes aportaciones para clarificar dónde estamos.

S. McCoy titula el suyo O actuamos sobre el gasto o España se va al carajo.

Empieza con un dato: la Administración en sus distintos niveles debe el 68,5% del PIB, 735.000 millones de euros.
¿Grave? ¿Asumible? Depende: “Los factores determinantes que condicionan su idoneidad o imposibilidad son la generación de ingresos suficientes para pagarlo, el coste asociado al mismo y el plazo de vencimiento”.

El problema es la respuesta de McCoy: Y España está mal en relación con esos tres elementos.

¿Dónde deberían actuar los gestores de la cosa pública? Sobre el gasto público, pues es “el único factor directamente controlable por los gestores. Al igual que ocurre en la iniciativa privada, la ‘facturación’ es siempre una estimación mientras que los costes son perfectamente estimables. Se puede subir el número de tributos o sus tipos de aplicación pero no es garantía de mayor ayuda presupuestaria“.

Me parece que la lógica es irrebatible.
Pero luego llega Luis Riestra y en su artículo ¿Hasta dónde subirá el IRPF? nos devuelve al mundo real (donde la lógica brilla por su ausencia).

La primera, en la cara: “Si alguno pensaba que la última subida será la definitiva, me temo que se equivoca. La evidencia histórica demuestra que, tras una calamidad económica de dimensiones equivalentes a la que nos han impuesto nuestros dirigentes políticos electos lo inexorable es que sea el Impuesto sobre la Renta el que lleve el peso del ajuste del lado de los ingresos fiscales”.

Desmentido pues a McCoy, no por falta de lógica de lo que éste defiende, sino porque al final se impondrá no el criterio económico, sino el criterio de preservación de un Estado despilfarrador… hasta que todo salte por los aires.

Afirma Riestra: “Como no se quiere atacar el problema de insuficiencia fiscal de raíz, esto es, ajustando y racionalizando el Sistema Político, Reconvirtiendo el Sector Financiero, Reformando el Banco de España, y modernizando el marco de relaciones económicas, pues tratan de salvar el Orden Cívico que provocó la Crisis, y el ratio Deuda/PIB seguirá aumentando inexorablemente“.

Como no hay voluntad de reforma real y a fondo, sólo de que aguante el chiringuito, “El camino que se sigue es abrasar fiscalmente al Pueblo para financiar reforma financiera Ordoñez y unas rentas políticas, en vez de buscar el Bien Común reconvirtiendo el Sistema Financiero para solucionar la insuficiencia fiscal sistémico”.

Bonito panorama: “El resultado de lo anterior hará las delicias de la izquierda millonaria a la sombra del Estado, represora del potencial económico español y promotora una sociedad suicida; será su nirvana fiscal. Tendremos fuertes aumentos adicionales a partir de rentas anuales medias (¿30.000 €?) y confiscatorios para cuadros directivos (¿a partir de 70.000 €?) públicos y privados“.

Y mientras todo explota, podemos seguir hablando de fútbol, que es mucho más divertido.

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