¿Igualdad de rentas o movilidad económica?

Durante mucho tiempo las discusiones en torno a la justicia social y a la distribución de las riquezas se han centrado en torno a la igualdad o desigualdad de rentas. El Pew Economic Mobility Project, realizado por el Pew Charitable Trust en colaboración con la Heritage Foundation y el American Enterprise Institute, cambia el terreno de juego en que se disputan los enfrentamientos de ideas en esta cuestión (para aquellos abiertos a la discusión real, más bien pocos, no para aquellos, mayoría, empeñados en repetir propaganda ideológica). Y lo hace afirmando, como punto de partida, que la desigualdad económica en el seno de una sociedad no es un mayor problema (más allá de extremos sangrantes); el verdadero problema es la falta de movilidad económica y social, esto es, que las personas estén condenadas a tener niveles de rentas iguales a los de sus padres por ser quienes son, independientemente de sus méritos.

El proyecto se ha dedicado a medir lo que llama “elasticidad intergeneracional”, definida como la relación entre los ingresos de padres e hijos. Una elasticidad igual a 0 denota una sociedad con alta movilidad, en la que los ingresos de los hijos no tienen ninguna relación con los ingresos de los padres (una sociedad utópica, en el sentido de inexistente e imposible); una elasticidad de 1 describe la inexistencia de movilidad entre generaciones: los ingresos de los padres determinan los ingresos de los hijos. La idea subyacente es que la desigualdad de ingresos no importa tanto si existe la expectativa de que, gracias a la laboriosidad y al talento,  uno puede mejorar su nivel de renta.

Los países más cercanos a 0, y en consecuencia más “móviles”, son países escandinavos (Dinamarca, Noruega, Finlandia) y Canadá; mientras que en el otro extremo de los países estudiados están el Reino Unido e Italia. España tiene resultados similares a los de Francia, con una movilidad más bien limitada, bastante peor que, por ejemplo, Alemania.

Pero si queda claro que una sociedad con elasticidad 1 sería una sociedad inhumana donde imperaría una estricta estratificación de castas, no está tan claro que una sociedad con elasticidad 0 sea mucho más deseable. De hecho, hay factores que explican una cierta correlación entre niveles de renta de padres e hijos, principalmente la herencia, no sólo material, sino moral e intelectual, que los padres entregan a sus hijos, en la que se incluyen el ejemplo moral, las redes familiares y de amistades y las elecciones que hacen los padres respecto del tipo de educación que sus hijos van a recibir. La eliminación del elemento herencia en aras de la movilidad social nos condenaría a un infierno colectivista en el que, como en las peores pesadillas utópicas, los niños serían arrancados de sus familias para ser criados igualitariamente por el Estado.

Pero ni así sería posible la elasticidad cero, pues luego hay factores biológicos, como la inteligencia de base genética, transmitidos en el momento de engendrar. Ante esta objeción uno puede adivinar las medidas compensatorias (una especie de discriminación positiva respecto de las inteligencias) donde los más inteligentes serían castigados para así lograr un cierto igualitarismo. Evidentemente, la sociedad en su conjunto se empobrecería y el grado de totalitarismo alcanzaría unos niveles espantosos.

Si queda claro que hay que huir tanto de una elasticidad cero como de una elasticidad uno, el ideal deberá estar entre estos dos extremos. Y aquí, F. H. Buckley, en un artículo en el American Spectator, señala dos factores que aumentan la movilidad sin por ello sumirnos en un infierno igualitarista.

En primer lugar, acabar con la cultura del subsidio, aquella en la que el deseo de mejorar a través del propio trabajo es ahogada por la acción del Estado. Aquí también debe considerarse la existencia de una educación pública exigente y seria que sea capaz de llevar a niños de familias con rentas bajas pero con gran capacidad intelectual a completar estudios acordes con ésta. Justo lo contrario de lo que sucedió en Inglaterra cuando las gramar schools, que habían llevado a las universidades más prestigiosas a hijos de obreros, fueron sustituidas por las buenistas comprehensive schools.

En segundo lugar, combatir la corrupción en las sociedades está demostrado que mejora la movilidad, pues las redes de corrupción a menudo están relacionadas con los contactos que uno tiene. En sociedades con alta movilidad y poca corrupción no importa tanto a quien conoces sino de qué eres capaz.

Escriba un Comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>