Evolucionismo en apuros: ¿Delfines y murciélagos son primos lejanos?

Uno de los dogmas del evolucionismo dominante es que la semejanza biológica de una secuencia, una estructura o una anatomía es el resultado de la descendencia con modificaciones de un ancestro común. En base a esta idea se construyen árboles genealógicos de especies que surgen de un origen común.

Pues bien, lo que explica Evolution News es que esa semejanza puede no deberse a un ancestro común, sino que puede ser el resultado de una evolución convergente, técnicamente llamada homoplasia, o sea, una evolución paralela sin origen común pero llegando a similitudes entre especies. Esta hipótesis alternativa, rechazada por principio por la mayoría de los biólogos evolucionistas, cuenta cada vez con mayor número de evidencias científicas de su existencia.

Hay estudios a nivel molecular que la confirman, Stern y Orgogozo han demostrado en 2009 que en un análisis de 350 mutaciones, más de la mitad se debían a evolución genética paralela. En 2010, un euipo de investigadores encabezados por Y. Liu ha llegado a la conclusión, datos en mano, de que los casos de evolución convergente, en los que distintos linajes han evolucionado con rasgos similares de forma independiente, son comunes y, en consecuencia, alteran el modo que tenemos de entender la evolución.

La frecuencia de la homoplasia, tanto a nivel molecular como morfológico, socava el argumento frecuente de un ancestro común basado en resgos comunes compartidos por distintos organismos. Vamos, y dicho para que se entienda, que el asunto es más complejo de lo que parecía y que los árboles genealógicos de especies quedan como mínimo en entredicho.

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