La nueva frontera: neutralidad de género

La nueva frontera: neutralidad de género

Uno pensaba que ya lo había visto todo, o casi todo, en materia de desvaríos políticamente correctos. Me engañaba. La inventiva humana siempre sorprende, incluso cuando se pone al servicio de la locura más evidente. Lo explica Gianfranco Amato en Corrispondenza Romana a propósito del paso del concepto de igualdad de género al más “avanzado” de neutralidad de género.

Parece ser que uno de los laboratorios de esta neutralidad, que no quere ya igualar sino evitar toda distinción, es Suecia, donde la prestigiosa Nationalencyklopedin ha anunciado que elimina los pronombres personales masculinos y femeninos “han” (él) y “hon” (ella) en beneficio de un pronombre indefinido, “hen”. Otras editoriales han sustituido las palabras papá y mamá, mammor y pappor, con los términos «mappor» y «pammor» (una especie de pamá y mapá).

Pero la cosa no acaba aquí. Se está procediendo, por ejemplo, a la homologación de los nombres propios: ya hay 170 nombres unisex legalmente reconocidos. Además se insta a las tiendas de ropa a eliminar las secciones para hombres y mujeres, favoreciendo así una uniformización del vestuario. Lo mismo ocurre desde hace tiempo en el mundo de los juguetes infantiles. Esta tendencia está llegando al mundo del deporte (aunque uno no puede dejar de pensar que la naturaleza, al menos aquí, será más difícil de encajar en el molde de lo políticamente correcto): la federación sueca de bolos ha eliminado ya la distinción entre equipos masculinos y femeninos. Ah, y ya hay políticos suecos (siempre hay un político disponible para la tontería de turno, sea del calibre que sea), socialdemócratas por más señas, que proponen eliminar los lavabos separados «para no obligar a las personas a distinguirse entre hombres y mujeres».

La tendencia no se limita a Suecia. Explica Amato que en Escocia, Mr. Tam Baillie, cuyo cargo es el de Scottish Parliament’s Commissioner for Children and Young People, ha declarado que se les debería permitir a los chicos llevar al colegio el uniforme femenino para evitar «injustas discriminaciones ante alumnos de orientación sexual variable». Y el gobierno australiano ha anunciado ya la posibilidad de marcar con una X el sexo en el pasaporte para todos aquellos que no desean ser encuadrados en la reductora opción hombre o mujer. Por su parte, en el Reino Unido ya se ha aceptado aquello tanm ridículo de Progenitor 1 y Progenitor 2 en vez de padre y madre para así evitar cualquier forma de discriminación hacia las parejas homosexuales con hijos.

Nos lo podemos tomar a risa, porque es realmente cómico y ridículo, pero no podemos obviar su lado trágico. La manipulación de la realidad siempre acaba mal, y es muy probable que un día de estos descubramos que se nos han pasado las ganas de reír.

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