Voto popular y disidencias sobre el matrimonio homosexual

Voto popular y disidencias sobre el matrimonio homosexual

Dos comentarios sobre el debate en torno al matrimonio entre personas del mismo sexo, ahora mismo especialmente intenso en el mundo anglosajón.

Por un lado, la organización “Preserve Marriage Washington” ha conseguido el doble de las firmas necesarias para bloquear la ley estatal de matrimonio homosexual, y esto en un estado sólidamente demócrata. Ahora habrá que ir a un referéndum a finales de este año, que se unirá a las consultas del próximo otoño en Maryland, Maine y Minnesota. Hasta el momento la cuestión ha sido votada en Estados Unidos en 30 ocasiones desde 1998, siempre con el mismo resultado: rechazo al matrimonio homosexual. Parece claro que la opinión popular no es favorable a la redefinición del matrimonio, otra cosa es la opinión publicada y la impuesta desde los gobiernos.

Por otro lado, aunque es evidente que, en buena lógica, muchos católicos están siendo muy activos en la defensa del matrimonio, están apareciendo interesantes sorpresas poco sospechosas de “homofobia” y prejuicios religiosos. Es el caso de Brendan O’Neill, editor de Spiked, una revista “dedicada a elevar los horizontes de la humanidad a través de una guerra cultural contra la misantropía, la mojigatería, los prejuicios, el ludismo, el antiliberalismo y el irracionalismo”. Sobra advertir que Spiked se jacta de una visión secularista y libertaria, especialmente en cuestiones de moral. Pues bien, O’Neill ha escrito un artículo en el que critica los intentos de redefinir el matrimonio y acaba afirmando que “La campaña a favor del matrimonio homosexual no tiene nada que ver con la libertad y en cambio tiene todo que ver con darle a la élite una nueva misión moral.”

Otro escritor nada sospechosos de ser religioso, Sean Collins, ha escrito un artículo en el que también se posiciona contra el matrimonio homosexual afirmando que “la campaña a favor del matrimonio homosexual es elitista y considera a sus oponentes unos fanáticos”, que “el matrimonio entre personas del mismo sexo no es un derecho civil” y que “es necesario que el matrimonio y la familia tradicional sean protegidos de la intrusión estatal”. Y acaba su artículo escribiendo lo siguiente: “Bien, no contéis conmigo. No me voy a subir al carro de la élite cultural, un carro que avanza sobre la autoadulación y la demonización de los votantes “reaccionarios”. Los críticos de la campaña por el matrimonio homosexual están aquí y no somos todos unos cristianos arrea-biblias. Iros acostumbrando a esto.”

Interesante.

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