Reflexiones a partir de las Navas de Tolosa

Reflexiones a partir de las Navas de Tolosa

Estos días de conmemoración de la batalla de Las Navas de Tolosa he leído un muy recomendable libro, publicado por editorial Almena, que reconstruye su desarrollo con acierto y rigor. Y no he podido por menos que pensar en los difíciles momentos que estamos viviendo en España en la actualidad y en los paralelismos y diferencias de ese otro momento clave en el que nos jugábamos el ser o no ser, en el que una derrota hubiera vuelto a sumir, con toda probabilidad, a nuestro país (y quiéns sabe si incluso más allá de los Pirineos) bajo la marea islámica.

Me ha llamado la atención el triste espectáculo de los reinos hispánicos. Desde Alfonso IX de León, sin acudir a la batalla y aprovechando para rapiñar territorio castellano, hasta Sancho VII de Navarra, quien finalmente salva la honrilla acudiendo en persona con un puñado de caballeros. De Portugal y su rey Alfonso II, ni hablar. Bien por Pedro II de Aragón que, a pesar de que no pasaba por buenos momentos, estuvo junto a su amigo Alfonso VIII de Castilla. En definitiva, que con honrosas excepciones, ya entonces estábamos a la greña los unos con los otros y ni siquiera una amenaza externa enorme, que ponía en peligro nuestra propia supervivencia, fue capaz de unirnos. ¿Les recuerda a algo?

Pero también hay profundas diferencias. Para empezar la figura de Alfonso VIII de Castilla, determinado y dispuesto a arriesgarlo todo para salvar a la Cristiandad hispana, secundado en su empeño por Pedro II de Aragón. Aquí la comparación con el presente nos deja un panorama poco alentador. Si el otro día un periodista inglés preguntaba dónde está la Thatcher que tanto necesitamos, aquí podríamos preguntar dónde está nuestro Alfonso VIII. La ausencia de liderazgo, en España y en toda Europa, es patente. Y en cuanto a Sancho VII de Navarra, que al final dio el do de pecho presionado por su propia honra y por las presiones de la Iglesia, nos preguntamos cuántos líderes del momento son capaces de jugarse la vida por mantener su buen nombre o en obediencia a la Iglesia. La respuesta ya la conocen.

Escriba un Comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>