El suicidio de un pueblo libre
El ultimo libro de Os Guinnes, A Free People Suicide: Sustainable Freedom and the American Future, está generando una cierta polémica en los Estados Unidos, a los que profetiza un futuro inmediato decadente. Pero su interés, creo yo, no se circunscribe a América: algunos de sus argumentos bien pueden aplicarse a nuestra realidad más cercana.
El colapso de Estados Unidos previsto por Guinness se basa en el estudio de factores externos (como la imposibilidad de mantener el esfuerzo que supone erigirse en árbitro del mundo), pero sobre todo de factores internos. En el ámbito interno, Guinness ve una tendencia a la pérdida de libertad, la que había sido la bandera de Estados Unidos, que ya está actuando y que cree que no hará más que aumentar. Su razonamiento se fundamenta en lo que él llama el triángulo áureo: la libertad requiere virtud, la virtud requiere fe y la fe requiere libertad.
Este triángulo se suele quebrar, al menos en los países occidentales, por el eslabón de la fe. Nuestros secularizados países empiezan por perder la fe, luego se resiente la virtud y finalmente la libertad real empieza a sufrir recortes (que pueden ser compatibles con grandilocuentes declaraciones de libertad). Guinness, además, recuerda que “es un hecho que ninguna civilización libre y duradera en la historia se ha construido sobre las bases del ateísmo“.
También señala Guinness que una libertad no ordenada acaba por acabar con la misma libertad. La gente hoy en día, escribe, valora más la posibilidad de elegir que no el elegir bien. Y cita a Lord Acton cuando afirmaba que “la libertad no es el poder de hacer lo que uno quiera, sino el derecho a poder hacer lo que debemos“.
Esta falsa libertad, que acaba limitando la verdadera libertad, promueve por otra parte la necesidad de una creciente intervención estatal en cada vez más asuntos: el Estado es visto cada vez más como quien debe arreglar todos los problemas que nuestro mundo nos plantea.
Analizando en concreto la realidad estadounidense, Guinness ve una crisis caracterizada por un liderazgo carente de carácter, un mundo de negocios carente de ética y una ciencia carente de valores humanos. En definitiva, una libertad sin virtud que cree que va a llevar a los Estados Unidos al colapso.
¿Es esto una situación irreversible o aún posee Estados Unidos reservas de virtud suficientes para rectificar esta tendencia? La discusión está servida, pero lo que está claro, y es de aplicación en España, es que la libertad no se puede sustentar en ella misma y necesita un espacio en el que enraizar, espacio que es a la vez prepolítico y metapolítico.
