De embarazos, nomadismo y gorilas

De embarazos, nomadismo y gorilas

No soy un gran consumidor de radio, pero el otro día me topé, en mi deambular por el dial, con una entrevista con nuestro flamante Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica, el paleontólogo Juan Luis Arsuaga. La entrevista versaba sobre algunas paradojas de la evolución que Arsuaga pasaba a explicar al vulgo y que, hay que reconocerlo, captaban la atención del oyente (al menos de este oyente que aquí escribe). Eso sí, tras escucharla me quedé pensativo, un tanto atónito y reforzado en mi convencimiento de que los evolucionistas más dogmáticos o bien nos toman por tontos o bien han perdido toda capacidad para la lógica más elemental.

La primera cuestión que se planteaba es porqué la especie humana tiene un embarazo de sólo 9 meses, que hace que sus crías nazcan tan inmaduras, en vez de un embarazo de mayor duración que las hiciera venir al mundo más desarrolladas. La respuesta de Arsuaga fue que, si el embarazo hubiera sido más largo, las mujeres primitivas, que vivían en sociedades nómadas, no hubiesen podido resistir ese estilo de vida, hubieran muerto y la especie se hubiera extinguido. Así pues, el embarazo se ajustó al tiempo máximo compatible con un estilo de vida nómada.

A esto se le llama, lisa y llanamente, confundir las causas con las consecuencias. ¿Tan difícil es ver que fue justamente al revés, que debido a que el embarazo era de 9 meses se pudo desarrollar la vida nómada, pero que si hubiera sido más largo no hubiera significado el fin de la especie humana, sino el fin del nomadismo, y que los hombres hubieran desarrollado modos de vida compatibles con su naturaleza? Parece evidente para cualquier persona que rige con lógica que fue la duración del embarazo la que influyó en la existencia del nomadismo, y no el nomadismo el que alteró la duración del embarazo humano.

La segunda cuestión abordada era más sensacionalista. Se ha visto cómo, al comparar al hombre con el gorila, hay una proporción entre los órganos del uno y del otro (siendo los del gorila de mayor tamaño que los del hombre), con una excepción: el pene. Parece ser que el pene del gorila es sorprendentemente pequeño en relación al pene del hombre. ¿A qué se debe esta desproporción? La respuesta de Arsuaga es francamente divertida: resultaría que los gorilas, para conseguir hembras, deben luchar con sus congéneres, motivo por el cual han desarrollado su musculatura. Una vez derrotado su rival, el gorila pasa a ser el amo de un grupo de hembras sumisas que deben sometérsele, por lo que no debe preocuparse por tener un pene grande para atraerlas. Y aquí se detuvo Arsuaga, satisfecho de lo que le debe de parecer una explicación brillante y categórica.

Pero deténganse un momento a pensar. ¿Quiere decir Arsuaga que en el caso de los hombres el pene se ha tenido que desarrollar más para atraer a las mujeres de su especie? ¿Significa eso que las mujeres eligen a los hombres tras un detenido examen del tamaño de su pene, para a continuación formar pareja con el que lo tenga más largo y comer perdices juntos?

Tip y Coll no lo hubieran hecho mejor.

Escriba un Comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>