El factor certificado de nacimiento
La última columna de Gabriel Sanchez Zinny, The Birth Certificate Factor, me ha llamado la atención. Hasta ahora el fracaso escolar en Iberoamérica se vinculaba a factores socioeconómicos: escasa cultura de los padres, mala calidad del profesorado, problemas de infraestructura… Pero un estudio publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo aporta un factor nuevo y con un impacto enorme. Según el estudio de los economistas Ana Corbacho, Steve Brito y Rene Osorio Rivas, la falta de registro de nacimiento es una de las causas más decisivas para conseguir el graduado escolar.
Sí, han leído bien (por cierto, esta realidad, increíble, de miles de niños que al no ser registrados al nacer no existen para el Estado, tiene implicaciones en otros ámbitos, como por ejemplo en el sanitario, donde las campañas de vacunación quedan forzosamente incompletas). Se estima que el 10% de los niños menores de cinco años carecen de documentación legal de su nacimiento. En muchos casos esto no es óbice para que se les acepte en la escuela, pero sí que les imposibilita conseguir un certificado de estudios, que además les impide acceder a la enseñanza secundaria.
¿Los motivos? Distancia hasta el registro, ignorancia de los padres, desafío cultural por parte de ciertas etnias, costes de transporte y carencia de identidad legal por parte de la madre, un requisito habitual para registrar a un niño.
Pasada la sorpresa por un dato que, visto desde nuestra realidad, parece increíble, me ha parecido muy sugerente la solución que propone el estudio. Sin negar la importancia de los esfuerzos que se están haciendo en otras áreas para mejorar la calidad educativa, una mejora en el registro de nacimientos podría tener un impacto importante. Y además con poquísima inversión, pues lo que los autores del informe proponen es sencillo: usar los mismos colegios como oficinas de emisión de certificados de nacimiento. Sencillo, barato y, a priori, eficaz: la situación ideal para cualquier político inteligente e imaginativo (y por ello mismo poco abundante).
