Para los republicanos, copiar a los demócratas no es la solución

Entre los numerosos análisis de la derrota republicana en las últimas elecciones presidenciales estadounidenses la gran mayoría se ha centrado en los cambios demográficos en Estados Unidos, especialmente el mayor peso del voto hispano y, en menor medida, del voto asiático, y la consecuente imposibilidad para el Partido Republicano de volver a ganar unas elecciones hasta que no consiga un porcentaje de voto significativo entre esas minorías. La cuestión es obvia y me parece que negarla es una actitud suicida, pero otra cuestión es el cómo deberían los republicanos estadounidenses abordar su estrategia para captar votos entre las crecientes minorías étnicas que componen su país.

Y aquí me parece una aportación muy interesante la que hace Thomas Sowell (para quien no lo sepa, él mismo es negro), quien ante las numerosas propuestas para que el GOP mejore sus resultados entre las minorías basadas en ganarse a éstas a través de ventajas para las mismas se muestra abiertamente escéptico. Es cierto que ésta ha sido la estrategia demócrata y que les ha dado buen resultado, sigue Sowell, pero si los republicanos deciden seguir esta senda están perdidos, pues los hispanos y los asiáticos, así como los negros, si la lucha entre los dos partidos se plantea en estos términos, siempre apostarán por el original, esto es, por el partido Demócrata.

Sowell, por el contrario, sostiene que el partido Republicano debería hacer un esfuerzo mayor por explicar que unas políticas buenas para el país en su conjunto es el mejor modo de que mejore la situación de las minorías. De hecho, es lo que ya ha ocurrido, como por ejemplo durante el periodo de Reagan, en el que las desigualdades raciales disminuyeron sin necesidad de medidas especificas orientadas a minorías particulares. Y Sowell lamenta la falta de vigor intelectual de muchos republicanos para argumentar y defender estas ideas.

En resumen, ante un problema cierto, en vez de reafirmar y argumentar unos principios propios, la tendencia es a hacer seguidismo de los planteamientos del partido rival, cediéndole la legitimidad intelectual y condenándose así a la insignificancia.

Pensaba, leyendo a Sowell, que este panorama no es exclusivo de Estados Unidos.