Eutanasia en Bégica: balance a los 10 años

Eutanasia en Bégica: balance a los 10 años

Es curioso cómo funciona esto de la Eutanasia: se empieza prometiendo que sólo se aplicará en casos extremos, que habrán controles estrictos y que nadie que no lo desee y lo explicite claramente debe temer. Hasta aquí el proceso de venta. Luego, una vez se aprueba y se va asumiendo culturalmente llega la realidad (en esto ocurre como con el aborto, en el que, por ejemplo, estamos viendo cómo el “proceso de venta” se está repitiendo ahora mismo en México, dónde hinchan las estadísticas hasta extremos grotescos, o en Irlanda, donde un caso trágico y sin relación directa con el asunto se convierte en punta de lanza de la ofensiva abortista). Se acepta que matar a una persona pueda ser la respuesta al sufrimiento de la misma y se abre la puerta a todo tipo de desmanes.
Y si no que se lo pregunten a los belgas,, donde se ha publicado un informe sobre la praxis eutanásica real durante la última década. El informe, publicado por el European Institute of Bioethics, se titula “Euthanasia in Belgium: Ten Years On”. En él puede leerse cómo la propia Comisión de Control reconoce su incapacidad para calcular el número de casos de eutanasia reales, que se asume que son muchos más de los declarados. Y eso a pesar de que cuando se aprobó la ley una de las motivaciones era precisamente que las eutanasias se declararan y abandonaran la supuesta clandestinidad.
Y sigue el informe: “Legalizado inicialmente bajo estrictas condiciones, la eutanasia se ha convertido en un acto normal e incluso ordinario en pacientes que se considera que “tienen derecho” al mismo. Frente a algunos casos mediáticos, la evidente relajación de las condiciones estrictas ha provocado muchas reacciones, pero la ausencia total de cualquier tipo de sanción por parte de la Comisión y el silencio por parte del establishment político ha dado lugar a una sensación de impunidad por parte de los médicos implicados y una sensación de impotencia por parte de aquellos preocupados por cómo están evolucionando las cosas
O sea, que a la mínima te aplican la “eutanasia” contra tus deseos, en algunos casos dentro de operaciones de “donación” de órganos, y cuando salta el escándalo… no ocurre nada, porque las premisas ideológicas asumidas por el Estado, los medios de comunicación y, en definitiva, la cultura dominante, indican que esas vidas no son dignas de ser vividas y que suponen además una carga para el conjunto de la sociedad.
Ésta es la realidad de la eutanasia, y no las películas que nos quieren vender sus promotores. ¿El siguiente paso? Viene de Holanda y se llama infanticidio. Allí, gracias al Protocolo de Groningen, se acepta la “eutanasia” (¿por qué no asesinato?) de niños recién nacidos que cumplan uno de estos tres requisitos: “el niño no tiene posibilidad de sobrevivir, o está condenado a tener una mediocre calidad de vida o se considera que sufrirá un dolor insoportable”. La estudiada maleabilidad de estos requisitos anuncian lo que es ya, por desgracia, una triste realidad: la aceptación del infanticidio eugenésico.

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