¿Hablamos de libertad en la educación?

¿Hablamos de libertad en la educación?

Aunque no soy muy amigo de los “días, semana o meses de lo que sea”, no quiero dejar de mencionar que esta semana se está celebrando en Estados Unidos la Semana de la Opción Escolar.
El tema es muy sencillo: los padres son los primeros educadores de sus hijos y el resto de personas e instituciones deben colaborar con ellos, no suplantarles ni actuar en contra de su criterio. Puro principio de subsidiariedad, el gran proclamado y, al mismo tiempo, el gran ausente de nuestra vida social y política. La consecuencia que se deriva de ello es también sencilla: el derecho de las familias a elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos y la obligación por parte de las instituciones, el Estado en primer lugar, de respetar esa decisión y de establecer los canales para que pueda hacerse efectiva.
Todo muy sencillo, todo muy de sentido común… y sin embargo, hablas por aquí de, pongamos, cheque escolar, y te miran como si fueras un marciano. Cuando marcianos deberían de ser quienes condenan a nuestros niños a una educación estatalista que ha conseguido records de fracaso escolar sin mostrar el más mínimo rubor.
Las concreciones son múltiples: desde el homeschooling hasta los bonos escolares para familias de bajos ingresos, desde las desgravaciones fiscales a las charter schools, desde las cuentas ahorro para educación a la formación online. Y habrán otros medios de favorecer la libertad de elección de las familias de un tipo de educación que se ajuste a sus criterios. Una aportación muy interesante, y que en este páramo de país, más interesado en trincar y llevarse el dinero a Suiza, no interesó a casi nadie, es el estudio realizado por el profesor José Antonio Rozas, Beneficios Fiscales por inversiones en Educación Superior.
Por cierto, todos los estudios registran mejora de resultados académicos allí donde se introducen cambios para favorecer la libertad de elección educativa. ¿Lo probaremos aquí u optaremos por seguir malviviendo en la mediocridad académica?
Un último apunte: resulta chocante que los que se llenan la boca hablando del derecho a decidir no nos dejen, por ejemplo, decidir a qué colegio queremos llevar a nuestros hijos y nos impongan un sistema tan lamentable como el de la zonificación. ¿Es concebible mayor hipocresía?

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