Democracia al estilo salvadoreño.

Acabamos de vivir unas elecciones en El Salvador que han dado una ajustadísima victoria a la izquierda del FMLN en la persona del ex comandante guerrillero Sánchez Cerén. Una semana antes de las elecciones tuve la oportunidad de hablar con un salvadoreño que está viviendo en Guatemala y que, me explicó, tenía previsto ir a su país el fin de semana de las elecciones para poder votar. Le pregunté que por qué no votaba por correo. Me respondió que no era posible, que tenía que personarse en la urna que le habían asignado y que de esta manera el gobierno evitaba que los salvadoreños que viven fuera del país votasen masivamente en su contra. Y no estamos hablando de tres o cuatro personas (sólo en Estados Unidos se calcula que hay casi 3 millones de salvadoreños, mientras que en el país viven 6,5 millones), sino de millones de salvadoreños que, en su inmensa mayoría, no pueden permitirse el lujo de viajar hasta El Salvador para emitir su voto.

Es aún peor, continuó explicándome. El gobierno del FMLN ha reorganizado los distritos electorales y ha puesto colegios electorales, a los que deben acudir personas que viven en barrios seguros, en lugares lejanos e inseguros. O sea, que te la juegas si quieres ir a votar. Otra manera de desalentar el voto a la oposición de derechas.

Me ha venido esto a la memoria al leer la noticia de que Evo Morales va a hacer campaña a través de sus embajadas en todo el mundo. Se usan estructuras y funcionarios públicos para apoyar a un partido concreto.

A eso le llamamos democracia y juego limpio.