El escándalo del trillón de dólares desviados en África

El escándalo del trillón de dólares desviados en África

El escándalo del trillón de dólares. Un buen titular que he tenido que leer en una revista dedicada a la actualidad africana, New African Magazine, y de la que por aquí parece que no nos hemos enterado, entretenidos como estamos en denunciar el malvado neocolonialismo del hombre blanco.

El autor del artículo, el nigeriano Peter Ezeh, no tiene pelos en la lengua. Escribe: “un nuevo informe ha revelado que, al menos, un trillón de dólares (o sea, al tratarse de terminología americana, un millón de millones de dólares) es desviado cada año de los países en vías de desarrollo por culpa de la corrupción, la evasión fiscal, el uso de sociedades fantasma  y acuerdos opacos en detrimento de los programas de desarrollo. Esto es un escándalo de inmensas proporciones“.

Resulta que ONE Africa ha analizado lo que son prácticas sumamente extendidas en el África subsahariana de corrupción por las que los gobernantes y sus redes de influencia desvían una parte sustancial de las ayudas que reciben hacia sus propios bolsillos.

El impacto de esta trama de corrupción es terrible. El informe estima que cada año se podrían prever 3,6 millones de muertes si se acabara con esa arraigada cultura de corrupción y criminalidad. Son 10 millones los niños que no acceden a educación por culpa de este fenómeno y el total de lo robado de los programas de ayuda al desarrollo daría para dar tratamiento a más de 11 millones de personas con HIV-SIDA.

El informe analiza otros robos que perjudican gravemente a estos países además del desvío de la ayuda internacional. Por ejemplo, en Nigeria, se estima que el país ha perdido 400.000 millones de dólares desde su independencia por culpa de los ladrones de petróleo: con ese dinero se podría vacunar a la totalidad de los casi 30 millones de niños menores de 5 años, salvando así más de un millón de vidas y más de 168 millones de nigerianos podrían acceder a tratamiento contra la malaria. Porque esto, a fin de cuentas, no es una tragedia económica, sino una tragedia en la que al final se paga con vidas humanas. Y que como señala un responsable de ONE África, Nachilala Nkombo, es cierta también para Tanzania, Sudáfrica, Ghana, Guinea ecuatorial, Zimbabue o Zambia, que son los países analizados.

El informe propone algunas medidas que se podrían impulsar desde los países desarrollados para reducir esta sangría. Desde mayor transparencia en todo lo que tiene que ver con los recursos minerales, petróleo y gas, empezando por hacer públicos los nombres de los dueños de las compañías que operan en el sector, hasta medidas para poner más difícil el blanqueo de dinero. Medidas difíciles de hacer realidad, no nos engañemos, y que sin un cambio de mentalidad, de manera de hacer las cosas, de cultura, por parte de los propios africanos, no conseguirán nada.

Pero bueno, no se preocupen demasiado, por aquí estas noticias ni aparecen y podremos seguir echándole la culpa de todo al malvado hombre blanco, a la codicia de las multinacionales y a la globalización, que es el chivo expiatorio perfecto.

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