Pobre Argentina; ahora resulta que lo de Cristina no era cáncer
Y me alegro por la presidenta, a quien no le deseo ninguna enfermedad. Pero es que el grado de picaresca en que se encuentra sumido el país no anuncia nada bueno.
Y pobre Hugo Chaves, convencido de la conspiración estadounidense para inocular cáncer en los líderes latinoamericanos. Pero no se preocupen, volverá a la carga con algún otro comentario alucinado.
La información se puede ver en los siguientes links:
La Presidenta fue diagnosticada el 22 de diciembre con un carcinoma papilar en la tiroides y operada el 4 de enero. Tres días más tarde se conoció que de los estudios histopatológicos de la tiroides extirpada había surgido un sorprendente cambio de diagnóstico: la Presidenta no tenía cáncer, sólo se trataba de adenomas foliculares.
Los trágicos anuncios y los confusos partes médicos, tan aplaudidos hace pocos días por resultar una valiosa modificación en la tradicional desinformación gubernamental, se han revelado como lo que, en verdad, fueron: una cortina de humo destinada, con éxito, a ocultar las fabulosas operaciones inmobiliarias de la señora Presidente y los ajustes nacional y provinciales y a mojar, transitoriamente, la pólvora a los líderes gremiales de toda índole.