Pío XII y las Casa de Vida, refugio de judíos

Pío XII y las Casa de Vida, refugio de judíos

eo en el Catholic Herald acerca de las últimas investigaciones sobre el papel de Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial. Revelaciones que tendrían que ser portada en toda la prensa pero que, ¿sorprendentemente?, han recibido un escaso eco en los grandes medios.

Conscientes de nuestra modestia, intentaremos al menos aquí dar a conocer estos desarrollos que consideramos de enorme importancia.

Hace casi dos años, la Fundacion Internacional Raul Wallenberg lanzo un proyecto: localizar y marcar con unas placas conmemorativas  las “Casas de Vida”, aquellos lugares donde los judíos habían sido escondidos durante la Segunda Guerra Mundial. En este tiempo han conseguido localizar más de 5.000 de esos refugios en Italia, Francia, Hungría, Bélgica y Polonia. Eduardo Eurnekian, presidente de la fundación, ha escrito que “para nuestra sorpresa, hemos descubierto que la inmensa mayoría de estas Casas de Vida eran instituciones relacionadas con la Iglesia Católica, incluyendo conventos, monasterios, escuelas, internados, hospitales, etc.

Solo en Roma aproximadamente 4.500 personas encontraron refugio en estos lugares vinculados a la Iglesia católica. En Varsovia la iglesia de Todos los Santos fue un refugio de judíos, algo especialmente heroico pues la pena para quienes daban cobijo a los judíos era, o bien la ejecución inmediata, o bien el campo de exterminio.

Que algo tan extendido pueda haber resultado una sorpresa solo se entiende si consideramos la enorme tarea de ocultamiento y desinformación llevada a cabo sobre el papel de la Iglesia durante la Segunda Guerra Mundial. Sabemos que muchos colaboradores de Pío XII han afirmado que recibieron órdenes explicitas del mismo Papa de esconder a judíos (entre ellos dos futuros papas: Mons. Roncalli y Mons. Montini) y sabemos también que el mismo Papa escondió a judíos en Castel Gandolfo. Y aún hay quien sigue con la cantinela de la complicidad de Pío XII, y de toda la Iglesia, con el nazismo.

De hecho, cuando casi nadie se tomaba en serio lo que estaba ocurriendo con los judíos (es cierto que la información no era la que ahora tenemos a nuestra disposición), Pío XII, consciente de la realidad, movilizó a la Iglesia allí donde pudo para proteger al mayor número posible de judíos: se calcula que entre 500.000 y 860,000 judíos, dependiendo de la fuente, se salvaron así de la solución final nazi.

Insisto: esto solo puede sorprender si consideramos la vasta operación de desinformación llevada a cabo acerca de Pío XII y el papel de la Iglesia católica durante la Segunda Guerra Mundial. El mismo Einstein, al escapar de Alemania, declaró en 1940: “Sólo la Iglesia se cruzó estaba en el camino de la campaña de Hitler para suprimir la verdad… Me veo obligado a confesar que lo que una vez desprecié lo alabo ahora sin reservas”. Y tanto el primer presidente del Estado de Israel, Chaim Weizman, como el gran rabino Isaac Herzog, hicieron declaraciones en el mismo sentido. No es casualidad que el rabino de Roma, Israel Zolli, se hiciera católico y tomara como nombre de bautismo el mismo del Papa Pío XII, Eugenio. Cuando Pío XII falleció, en 1958, la entonces ministra israelí de asuntos exteriores, Golda Meir, escribió que: “lloramos a un gran servidor de la paz.”

A medida que más se estudia, más se llega a la conclusión de que la actuación de Pío XII y de la Iglesia frente a la Shoa es una de las páginas recientes de la que los cristianos más podemos enorgullecernos.

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