Hadjadj, contra un cristianismo afeminado

Hadjadj, contra un cristianismo afeminado

Cualquier libro de Fabrice Hadjadj es sugerente (al menos eso me ha parecido a mí con los que he tenido el gusto de leer). También lo es este La suerte de haber nacido en nuestro tiempo, editado por Rialp, y que en realidad es la transcripción, revisada, de una conferencia que dio el autor en el Vaticano.

A pesar de algunas concesiones semánticas que no me acaban de convencer (por ejemplo, eso de hablar de la “conciencia emergente” hace saltar todas mis alarmas), Hadjadj siempre es interesante, siempre te hace pensar, y además trae a colación aspectos desconocidos o que no te habían llamado la atención y que enriquecen la discusión.

Baste una muestra de algunos de los fragmentos que he subrayado en mi ejemplar para cerciorarse de lo dicho:

  • Sobre la impostura del poder moderno: “Los poderes de este mundo hacen parodia del paraíso, ridiculizan lo santo y recurren a la compasión para ponerla al servicio de sus intrigas. En nombre del amor, de la libertad o del espíritu, hoy en día se emprenden procesos de devastación sin precedentes”.
  • Sobre la pastoral clerical: “siempre encontraréis un profesor de teología pastoral que nos explique: si San Pablo viviera hoy, no cabe duda de que utilizaría internet y facebook para difundir su mensaje. De acuerdo. Hay que transformar el signo de la cruz en almohadilla (es decir, en hashtag)”.
  • Sobre la buena nueva: “la palabra cristiana no consiste ante todo en decir algo sobre algo, sino en hablar de alguien a alguien”.
  • Sobre el resultado de las buenas intenciones pasadas por el cedazo de la ideología: “en la propaganda ideológica los valores prevalecen sobre los rostros, el Hombre abstracto sobre los hombres concretos, y con las mejores intenciones se procede a destruir en nombre tanto de la Humanidad, del Pueblo, del Bien, como de otras tantas ideas nobles capaces de aniquilar la realidad de las personas”.
  • Sobre la paradoja de las batallas de la Iglesia: “la Iglesia está en este mundo principalmente para revelar a Dios, cuando lo cierto es que su tarea se reduce cada vez más a preservar lo humano. Entraña esencialmente lo sobrenatural y se ve cada vez más llamada a defender la naturaleza. Es la presencia del eterno y se convierte cada vez más en la garantía de lo temporal. Es el templo del Espíritu y se presenta cada vez más como la guardiana de la carne, del sexo, de la propia materia”.
  • Sobre el simplismo tecnológico: “Podemos difundir el Evangelio por twitter en fragmentos de 160 caracteres, pero sería como soltar eslóganes”

Y para acabar, la prueba del algodón para los cristianos de hoy en día (y de siempre): “habría mucho que decir sobre el afeminamiento de los cristianos, la falsa compasión del que tiene el estómago sensible y duro el corazón, las falsas llamadas al diálogo del que queda excluida la verdad pero está lleno de mundanidad. Podríamos contentarnos con la consideración de que la tesis que hemos sostenido en estas páginas, si no está apoyada en una afirmación viril dispuesta el combate, dispuesta a morir por sus hermanos, no será más que el equivalente católico de los “consejos psicológicos” y demás “trucos y astucias” de nuestras revistas favoritas”.

¿A qué es sugerente?

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