Palomas que superan a los simios en matemáticas
Una información curiosa aparecida en Science News que tiene mas cola de la que podría suponerse a primera vista. Resulta que un proyecto de investigación dirigido por Elizabeth Brannon, de Duke University, ha descubierto que las palomas consiguen resultados iguales a los de los primates en tests que miden el aprendizaje de conceptos abstractos como el contar. Los resultados indican, según la científica, que “a pesar de poseer una organización cerebral completamente diferente y de cientos de millones de años de divergencia evolutiva, las palomas y los monos resuelven este problema de modo similar”.
En la prueba más difícil, consistente en colocar imágenes con un objeto, con dos objetos y con tres objetos en orden numérico, las palomas igualaron los mejores resultados de los simios. Además de cambiar nuestro modo de ver a las palomas, que resultan más listas de lo que creíamos, este resultado cuestiona la idea comúnmente aceptada de que las habilidades cognitivas aparecen, paso a paso, por evolución siguiendo las ramas del árbol de la vida darwiniano. Los primates han sido considerados los mas cercanos a los hombres en parte por sus habilidades cognitivas, y precisamente esto se ha utilizado como justificación para invertir dinero en enseñarles a contar, a usar lenguaje de signos e incluso a usar palabras primitivas. Pero este estudio sugiere que no existen grandes diferencias en cuanto a la función cerebral requerida para aprender “un concepto abstracto parecido al recuento” entre monos y palomas. En cambio están alejadísimos en el supuesto árbol de la vida y existen enormes diferencias entre el tamaño y estructura cerebral de unos y otros. A lo mejor en vez de planeta de los simios, Hollywood podría ahora deleitarnos con un planeta de las palomas.
2 Comentarios
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El problema principal de todos estos estudios es el concepto de inteligencia que manejan. La psicología contemporánea, hija del evolucionismo, define a la inteligencia como una capacidad adaptativa, y no distingue esencialmente las distintas facultades cognitivas internas. En el lenguaje tomista, confunde los sentidos internos con el intelecto. Lo que define propiamente al intelecto es la capacidad para conocer la verdad. Eliminada la verdad, las capacidades cognitivas son meros instrumentos adaptativos. Sin referencia a la verdad, no se puede justificar una diferencia esencial entre la inteligencia humana y las “inteligencias” animales. Ningún animal conoce la verdad, aunque tenga conocimiento a otro niveles.
Si atendemos a la teoría del conocimiento tomista, el número es uno de los sensibles comunes (junto con la figura, el tamaño, el movimiento y la quietud). Esto quiere decir que es percibido ya al nivel de los sentidos externos. Los sentidos internos, como el sensorio común y la imaginación, permiten la discriminación de los sensibles comunes y las sensibles propios, su conservación, y por lo tanto su consideración más o menos “abstracta” (la expresión abstracción admite también significados múltiples). Por eso, los escolásticos consideraban que la imaginación era el punto de referencia al que recurría la inteligencia para elaborar las matemáticas, por ejemplo. Pero la capacidad de contar no es propiamente intelectual. Los animales son sólo capaces de percibir y trabajar con el número concreto (que es el que alcanza el sentido y la imaginación), pero no con cantidades abstractas en el sentido más fuerte del término. Por eso, cuentan hasta un determinado número (que es el atendible perceptivamente), pero no hasta cien, por ejemplo, ni tienen el concepto de número, ni de infinito, que son entidades propiamente intelectuales. Y por eso, ni hacen matemáticas, ni tienen capacidades matemáticas, de modo semejante a como los simios que luchan por el poder de la horda no hacen política, ni tienen cualidades políticas.
Un abrazo,
Martín
Muchas gracias por el comentario. He aprendido con él más que en toda la revista que daba la noticia. Realmente, cuando se piensan las cosas desde el tomismo, uno se da cuenta de su riqueza y rigor para abordar las cuestiones que, de otro modo, quedan flotando en la indefinición. Un fuerte abrazo y gracias de nuevo.